El ministerio de Defensa ucraniano formalizó hoy un comunicado ofreciéndole a los soldados rusos tener la posibilidad de dejar de lado las armas a cambio de una amnistía total y un monto de cinco millones de rublos.
La información tiene la firma de Oleksii Reznikov, ministro de Defensa y uno de los que más comparte con el presidente ucraniano Volosimir Zelensky.
“Ofrecemos a los soldados rusos la posibilidad de elegir: morir en una guerra injusta o una amnistía completa y 5 millones de rublos de indemnización. Si empacan sus armas y se rinden voluntariamente”, manifestó el ministro.
Según informa Infobae, la iniciativa dada a conocer hoy se enmarca en un plan organizado por el gobierno de Kiev y grandes empresas tecnológicas que aportan los fondos para que esto pueda concretarse, según explicó Reznikov. “En cuatro días, las fuerzas de ocupación rusas han perdido más de 5.300 personas entre muertos y heridos. Cientos de soldados y oficiales enemigos se encuentran en nuestro cautiverio. Muchos de ellos son muy jóvenes. El Kremlin los está convirtiendo en criminales, en asesinos”, remarcó.
“Algunos de los soldados han sido engañados, otros han sido inducidos por la propaganda. En general, se puede ver que la motivación de la mayoría de ellos es baja. Se vuelve absolutamente insignificante cuando se encuentran con nuestros heroicos defensores y defensoras. Y sienten la fuerza del blindaje ucraniano. Y cuando ven que nadie los recibe con gatitos. Al contrario, les llaman fascistas y les piden que se vayan”, añadió el funcionario.
No obstante, indicó: “Los líderes de la industria mundial de las tecnologías de la información recogen las monedas para esta campaña. Ofrecemos a las tropas rusas un nuevo comienzo en la vida. Para los que se niegan a ser ocupantes, traerán la paz”, comentó, evitando mencionar las compañías y a los empresarios a los que se refería.
“Estoy apelando a los soldados y oficiales rusos. Te han traído a nuestra tierra para matar y morir. Los que no quieran convertirse en asesinos y morir pueden salvarse. No sigas las órdenes criminales de quienes te han mentido durante años sobre Ucrania y los ucranianos. Le garantizamos una amnistía total y una compensación monetaria si depone las armas voluntariamente. Ucrania es un país civilizado. Todos los prisioneros están a salvo y están siendo asistidos. Ya se están comunicando con sus seres queridos. Tienes la oportunidad de empezar una nueva vida. Para los que sigan comportándose como un ocupante, no habrá piedad”, concluyó Reznikov.
Cumbre en Bielorrusia
Las delegaciones rusa y ucraniana acordaron este lunes una “segunda ronda” de negociaciones, anunciaron ambas partes, tras terminar una primera reunión y regresar a sus respectivas capitales para examinar la situación. “Las partes establecieron una serie de prioridades y cuestiones que requieren algunas decisiones”, dijo Mikhailo Podolyak, uno de los negociadores ucranianos, mientras que su homólogo ruso, Vladimir Medinski, indicó que la nueva reunión tendrá lugar “pronto” en la frontera entre Polonia y Bielorrusia.
“Las delegaciones están regresando a sus capitales para consultas y han discutido la posibilidad de reunirse pronto para una segunda ronda de negociaciones”, dijo Podolyak. “Las partes han esbozado unos temas prioritarios sobre los que se vislumbran ciertos avances”, agregó.
“Acordamos continuar con las negociaciones”, mencionó el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinski.
La delegación rusa también fue integrada por el miembro de la Duma estatal Leonid Slutsky y el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Andrei Rudenko, mientras en la delegación ucraniana contó con el miembro del parlamento ucraniano Davyd Arakhamia y el viceprimer ministro de Ucrania, Mykola Tochytskyi.
“Pueden sentirse completamente seguros”, declaró en su recibimiento el jefe de la diplomacia bielorrusa, Vladimir Makei. Para Ucrania, “el tema clave es un alto el fuego inmediato y la retirada de las tropas (rusas) del territorio ucraniano”, señaló el lunes la presidencia ucraniana. Estas conversaciones se desarrollaron en una de las residencias del presidente bielorrusa Alexander Lukashenko, en la región de Gómel, cerca de la frontera ucraniana.