La lucha de dos madres por una vivienda digna

Una construyó su propia casa y pudo adaptar los ambientes para su hijo con discapacidad y la otra mamá soltera, soñó una nueva vida para sus hijos. Vecinos unidos por la solidaridad y el deseo…

domingo 25/07/2021 - 17:58
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Una construyó su propia casa y pudo adaptar los ambientes para su hijo con discapacidad y la otra mamá soltera, soñó una nueva vida para sus hijos. Vecinos unidos por la solidaridad y el deseo de vivir mejor.

 Lorena formó una familia ensamblada con Bruno; Morena, su otra hija (11 años); Jorge, su marido; y Valentina (8), hija de él. La semana que viene se mudarán a su propio hogar, el que levantaron con sus propias manos en Presidente Derqui, partido de Pilar. A unas pocas cuadras de la vivienda que alquilaron durante los últimos 12 años y que están a punto de dejar para siempre.

“Como esta no es nuestra casa, lógicamente nunca pudimos hacer modificaciones. Bruno no puede usar el baño. Lo bañamos en la habitación o en la cama ortopédica. Tenemos que alzarlo y él ya está grande. Cuando era chiquito no teníamos ese problema”, describe a TN.

Lorena es la jefa de una de las siete familias que faltan mudarse al complejo “Suelo Firme”, en el barrio Monterrey. El sueño fue posible a partir de un proyecto de la fundación Vivienda Digna. La iniciativa nació tras la donación de un terreno de cinco hectáreas, fue creciendo desde la urbanización y construcción de un barrio para 97 familias, y tuvo un detalle especial: cada familia participó activamente del proceso, levantando su propia casa y la de sus vecinos sin saber cuál le tocaría a cada una.

“Yo fui una de las dos excepciones: sabía cuál iba a ser mi casa por tratarse de una casa especial. Hay otra vivienda similar. Hasta que llegó la pandemia, todos los sábados íbamos a trabajar en las casas de los vecinos. Pintábamos, hacíamos cloacas, plateas, contrapisos. Durante la semana, trabajaban albañiles contratados por la fundación”, narra Lorena. Y se emociona: “Estoy muy agradecida. Esto me va a cambiar la vida definitivamente”.

La acción de la fundación se centra en proyectos sociales de acceso a la vivienda y se destina principalmente a familias de bajos recursos. Los proyectos son financiados a largo plazo y adecuados a las posibilidades económicas de cada beneficiario. “Yo trabajo hace casi 20 años y tengo mi sueldo, pero llegar a la casa propia me parecía un deseo imposible de cumplir, como le pasa a muchísimos argentinos”, cuenta la docente.

Un día, mientras trabajaba, una compañera le contó sobre Vivienda Digna. Y Lorena dio el paso definitivo hacia un cambio de vida: “Hablé con Victoria y Lucía, trabajadoras sociales de la fundación y les comenté que estaba interesada. Ellas vinieron, hicieron la entrevista y unos días después me aprobaron la financiación”.

Las familias firman el boleto de compra-venta y la escritura de sus casas, que pagan a 20 años con cuotas que se actualizan cada seis meses según el índice del costo de la construcción (ICC) del INDEC. “Pero nada que ver con lo que podés pagar en un alquiler, sino que es muchísimo menos. Menos de la mitad en nuestro caso. No hay comparación. Y es para nuestra propia casa”, remarca Lorena, y menciona que el barrio “es el único que tiene cloacas y agua corriente en Derqui”.

Hace siete años, el barrio era un terreno abandonado. Poco a poco, y empujado por la solidaridad entre los vecinos, se convirtió en un complejo de casas con un club propio, una plaza de juegos infantiles y hasta una huerta comunitaria.

Hay dos prototipos de vivienda y cada espacio es adaptable al gusto de quienes los habitan, aunque existe un factor común: todas miden 56 metros cuadrados comprendidos por dos dormitorios, una cocina-comedor y un baño.

“El proyecto nació en 2014 con una perspectiva integral: no solo trabajamos para que las familias accedan a una vivienda, sino que durante el proceso intentamos promover otros objetivos, como el trabajo comunitario y la solidaridad entre pares”, detalla María José Espagnol, trabajadora social e integrante de Vivienda Digna. Y cuenta que “se hacen reuniones semanales y jornadas de obra, donde se realizan tareas en las casas con la dirección técnica y la capacitación del equipo de la fundación”.

La fundación anunció el comienzo de un nuevo proyecto en Pilar para 108 familias que deseen cumplir el sueño de la casa propia. Con ese objetivo lanzaron #Elhashtagqueconstruye, una campaña para recibir donaciones que serán destinadas a la construcción del futuro barrio.

“Durante todo el proceso también se va acompañando la situación particular de cada familia, porque todas tienen su historia”, continúa Espagnol. “En este proceso de acompañar la integración de los vecinos de ‘Suelo Firme’ , también fuimos generando distintos proyectos de hábitat en la zona de Derqui. Uno de ellos fue la ejecución del programa Argentina Trabaja. Algunos titulares del programa se organizaron y junto con la fundación construyeron veredas nuevas y trabajaron en sus propias casas. En ese grupo conocimos a Yamila y luego se sumó Lorena”.

En las casas del barrio “Suelo Firme” habitan muchas historias. La de Yamila Farías también transmite lucha, perseverancia y el deseo de un futuro mejor para los suyos. Es una madre soltera de 33 años y dos hijos: Tobías (13) y Jeremías (9). Se mudó allí hace siete meses. Hasta entonces, durmió con los chicos en una pequeña habitación en la casa de sus padres. “Esa piecita era mi casa, porque hasta preparaba la comida ahí. Los nenes dormían, hacían la tarea y comían en un mismo lugar. Ahora tienen su habitación y yo tengo la mía. Y tengo una cocina aparte. Todo es diferente. Estoy en un mejor lugar”, cuenta.

Yamila era cooperativista y un día, mientras construía veredas en Derqui, se acercó a Lucía, una de las trabajadoras sociales de Vivienda Digna. “Le pregunté, me dijo que me anotara y acá estoy”, sonríe. La joven participó activamente de la construcción del barrio. “Dos veces por semana venía a hacer veredas y otras dos veces, con el Plan Fines, pude terminar la secundaria”, agrega.

Como Lorena y las otras 95 familias que habitan el barrio, Yamila paga su vivienda con un plan de cuotas financiado. Para ella y el resto de los vecinos, el cambio de hogar fue un cambio de vida: “Son cuotas accesibles. Y si no puedo pagar alguna, me dan a pagar la mitad. Yo vivía hacinada con mis hijos y mis padres. Y era imposible pagar un alquiler. Imaginate lo que es esto para mí”.

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