Son días de nieve, lluvia y frio extremo bien de invierno en casi todo el territorio provincial. Pero la política hierve, por distintas sucesiones de hechos que han venido ocurriendo en las últimas semanas, y que parecen tener una dinámica diferente de la crisis política en el Gobierno nacional y sus efectos sobre la economía.
El país ha estado en vilo hasta la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía de la Nación. El nuevo superministro aún no mostró “carne”, más que la quita de subsidios a las tarifas que tendrán un efecto fuerte en el bolsillo de buena parte de la población, pero al menos el tigrense-según publica El Chubut– ha llegado al corazón del poder con un conjunto de ideas razonables que deberían calmar la economía, acumular reservas, bajar el nivel de nervios de los inversores y los mercados, darles algo de paz y previsibilidad a los gobernadores, y bajar la inflación. Como nota al margen, hay que decir que la política local tiene su dinámica propia, que en las últimas semanas ha estado corriendo como un tren bala.
Hasta hace poco, Mariano Arcioni jugaba en una “mesa de tres” con Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre, pensando en 2023. Hoy, el Gobernador es más proclive a fortalecer las fuerzas políticas que componen el frente que lo llevó a la gobernación, y en usar todo lo posible el puente que tiene tendido con Sergio Massa, el líder del Frente Renovador que anoche, como ministro, logró “cerrar» los cambios en la Secretaría de Energía de la Nación, que era manejada por La Cámpora. Arcioni habría tenido en estos días un par de conversaciones con Massa, y habrían quedado en volver a hablar “de política”.
Lo cierto es que la llegada del ex presidente de la Cámara de Diputados a un lugar de decisión tan fuerte que tiene relación directa con buena parte de la economía de Chubut, pone en suspenso la alianza Arcioni-Luque-Sastre por lo menos hasta bien entrado el próximo año electoral. En el PJ no se preocupan demasiado, ni en el sector que comanda Juan Pablo Luque, ni en el de Ricardo Sastre, los dos dirigentes que parecieran -en principio- como las principales opciones para disputar la provincia en nombre del peronismo el año que viene. Las conclusiones en ambas orillas del peronismo son parecidas: Falta un año. En política, es mucho tiempo.
Pero hoy, no hay un “frente oficialista” que tenga en la misma vereda a quienes sostienen el gobierno que pasó a ser de Cristina y Sergio Massa, con el albertismo y el presidente en un plano lejano.