La inflación nacional trepo 53,5 por ciento durante los últimos 12 meses y en el Gran Buenos Aires sumó 52,4 por ciento. No obstante, 37 de los 59 productos relevados en esa zona crecieron por encima del promedio, según un informe elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda.
Cebolla (186,8 por ciento), zapallo anco (102), queso pategrás (94,8), leche en polvo (93,6), queso sardo (93), manteca (89,3), queso cremoso (88,7), yogur firme (85,4), dulce de leche (80,5), salchichas tipo viena (79,4), lechuga (75,9), papa (73,9), galletitas dulces (73,9), leche fresca (69,7 por ciento) son los rubros que más aumentaron. Otras subas importantes ocurrieron en el pan (66,5 por ciento), yerba (66,4), pollo entero (60,6) y carne picada común (52,5 por ciento). Estas subas impactan de lleno sobre los más pobres que destinan casi todo su ingreso a la compra de alimentos.
El informe de UNDAV destaca también que a raíz de la aceleración de la inflación se profundizó la pérdida del poder adquisitivo. “Los asalariados del sector público llevan perdidos un 3,9 por ciento del salario real en 12 meses. Los registrados privados (o formales) perdieron un 5,5 por ciento. Los privados informales (o no registrados) perdieron un 11,6 por ciento y los que cobran el Salario Mínimo Vital y Móvil perdieron un 18 por ciento”, destaca el trabajo.
Por otro lado, tomando la evolución de la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (Ripte) y deflactando hacia atrás con el IPC del Indec a partir de abril del 2016 y antes con el IPC de la CABA, se obtiene que desde noviembre la caída del salario real es del 18,2 por ciento. Esto significa que para sostener el salario real promedio de noviembre del 2015 entonces el trabajador debería recibir 9.781 pesos adicionales. “Más de dos meses al año se le ha quitado al trabajador desde el 2015 en términos de poder adquisitivo. De los cuales, dos tercios de esta quita fueron realizados durante la crisis que se inicia en abril del 2018”, aseguró Undav.
A su vez, lo que viene seguirá siendo difícil. La entidad Consumidores Libres que dirige Héctor Polino informó –según publica Página 12– que la inflación en la primera quincena de octubre fue del 2,1 por ciento, lo cual implica una continuidad en la dinámica de precios de agosto y septiembre. En las últimas semanas se pusieron en práctica nuevas listas de precios por parte de las empresas líderes, que implicaron en muchos casos fuertes subas a pesar de la rebaja impositiva del IVA en artículos esenciales hasta fin de año que implementó el Gobierno de cara a las elecciones.
Si bien los aumentos de precios en lo que va octubre no están alimentados directamente por movimientos en el tipo de cambio, sí guardan relación con la inflación acumulada en el segmento mayorista, que supera a la variación de precios en las góndolas. El «aumento contenido» se explica por suba de costos por efecto del tipo de cambio, entre otros, que se va trasladando de a poco al consumidor a medida que la demanda convalida los nuevos precios. Por si fuera poco, la creciente presión sobre el dólar hace prever la posibilidad de una nueva devaluación en los próximos meses que volvería a meterle presión a los precios.