El balance del Banco Central sigue alarmando a economistas, principalmente, por las Leliqs. La autoridad monetaria volvió a cometer errores gravísimos en plena crisis y, al parecer, no hay mucho margen para seguir improvisando.
La Administración del Gobierno nacional nunca desactivó el riesgo de hiperinflación que generó con las Lebacs y el endeudamiento externo. Simplemente, lo pateó para adelante con Leliqs y una devaluación feroz para licuar.
Argentina todavía sufre los coletazos de esa mala praxis pero ahora se sumó la devaluación previa a las PASO que se profundizó a partir del 12 de agosto, con errores gravísimos cometidos por el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, y el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, quienes ahora intentan agregar parches para que, por ejemplo, no se dispare el dólar paralelo.
El objetivo central es que el Contado con Liquidación (CCL) y Blue sigan al oficial y no al revés. Sin embargo, no se está atacando el problema de todo esto: los pasivos del BCRA.
Al respecto, el economista Diego Giacomini insistió en que no hay lugar para sumar errores ni tiempo para dilatar algo que es mejor desactivar por las buenas antes que el mercado lo haga por las malas.
A continuación, su columna en Ámbito Financiero:
El dólar subió +290% y la inflación acumuló +260% con este Gobierno. En ese mismo período, la inflación tuvo un dígito en Chile (+9,7%); Perú (+8,5%) y (casi) Paraguay (11%). Paralelamente, el dólar casi no se movió en ninguno de los tres países: Paraguay (+6,2%), Chile (+0,5%) y Perú (+0,3%). El derrotero monetario de Argentina es consecuencia del balance del BCRA, que no sólo estuvo siempre quebrado, sino que se fue quebrando cada vez más durante los últimos años y, para peor, esta política lo quiebra cada día más.
¿Cómo es que el balance se traduce en devaluación e inflación? El dinero, las Leliq y los Pases Netos son un pasivo del Central. Como todo pasivo, se honra con el capital (reservas de “verdad”) que el deudor (BCRA) tiene en su activo. En este sentido, cuanto mayor sea el activo en relación al pasivo, mayor será la capacidad de repago y por ende más alto el valor de mercado de la deuda. Por el contrario, a menor activo y mayor pasivo, menor capacidad de repago y consecuentemente menor valor de la deuda.
El punto es que la deuda del BCRA no es otra cosa que el dinero. Y el valor del dinero no es otra cosa que su poder adquisitivo. El dinero tiene sólo valor instrumental. Es decir, su valor está expresado en términos relativos; en términos de su capacidad para comprar bienes y servicios. En este escenario, si por un lado las reservas (activo relevante) caen y por el otro, la base monetaria, Leliq y pases netos (pasivo relevante) crecen, el balance (patrimonio neto) del Central se quiebra cada vez más y, consecuentemente, el valor de su deuda se reduce. Esta caída del valor de su deuda no es otra cosa que la pérdida del poder adquisitivo del dinero. Con el deterioro del balance se necesitan más unidades de peso para comprar la misma cantidad de dólares (devaluación) y de bienes y servicios (inflación).
Los datos confirman la relación entre deterioro del balance del BCRA, devaluación e inflación. Luego del 28/12/2017 se inicia un creciente deterioro de la relación pasivo / activo del Central que acumula +145%. La relación Base monetaria + pasivos remunerados (pasivo relevante) sobre reservas de libre disponibilidad (activo relevante) aumenta de 82,6 (IVT 17) a 171,1 (IIT 19) y 202,4 (julio y agosto 2019). Paralelamente, la suba del dólar y la inflación acumulan +188,1% y +106,9%; respectivamente. El dólar sube más porque es un activo financiero que, al ser la contracara de la caída de la demanda de dinero, pica en punta (devaluación) para equilibrar el exceso de demanda en el mercado cambiario. Por el contrario, la inflación sube menos porque hace el catchup (incompleto) más lentamente. En este marco, se experimenta una suba del tipo de cambio real que refleja la falta de solvencia intertemporal de la deuda, el creciente riesgo de default (total con el FMI y bonistas) y la imposibilidad (descontada) de crecer.
Los problemas se incuban en el presente y se agrandan hacia futuro, ya que la actual política monetaria proseguirá quebrando en forma creciente al balance del BCRA. Concretamente, la política de mantener el dólar “cueste lo que cueste” seguirá achicando el activo del Central perdiendo reservas de libre disponibilidad (¡también reservas brutas!). Del otro lado, los pasivos monetarios (base) y no monetarios remunerados (Leliq+ pases netos) proseguirán creciendo y/o aumentando en relación al activo. Más deterioro del balance del BCRA significará mayor exceso de demanda en el mercado dólares, lo cual será más y mayor devaluación. Su contracara será un mayor exceso de oferta en todos los demás mercados (equilibrio general). Puntualmente, habrá más exceso de oferta en el mercado de pesos por caída de la demanda de dinero, que se traducirá en más y mayor inflación. En los otros mercados también habrá exceso de oferta, que se traducirán en mayor costo de capital (mercado de bonos) y más recesión (mercado de bienes y servicios).
Poniendo en dinámica la actual política monetaria y sus efectos sobre el activo y el pasivo del BCRA, se observa un fuerte deterioro del patrimonio neto de aquí a las elecciones. En este sentido, sería prudente descontar a futuro mayores devaluaciones y más inflación que la que hemos tenido hasta ahora. Haciendo un ejercicio en el cual el BCRA pierde -u$s150 MM de reservas de libre disponibilidad por día, las Leliq y Pases Netos crecen al +7,5% mensual (vienen creciendo a más del 10%) y la base monetaria aumenta +3,0%; la relación entre la Base monetaria y los pasivos remunerados (pasivo relevante) con respecto a las reservas de libre disponibilidad (activo relevante) aumenta de 202,4 (junio y agosto 19) a 384,5 (septiembre 19) y 746,2 (octubre 19).
La estanflación recrudecerá. La hiperinflación está más cerca que lejos. La casta política y el BCRA son los responsables. El Balance del Central se destroza como resultado de la política fiscal. La autoridad monetaria es el instrumento que financia los delirios fiscales de los burócratas de turno, que nos empobrecen con su impuesto inflacionario saqueador. El impuesto inflacionario, como bien explica la escuela austriaca, distribuye ingresos desde los privados que producen riqueza hacia los burócratas que parasitan. Hay que entender que, con BCRA, política monetaria y peso, no hay chance que la inflación baje en serio. Será tema de otra nota.