En Buenos Aires, una familia tipo necesita 19.601,79 pesos para no ser pobre. En la Patagonia y especialmente en Comodoro, la cifra se eleva considerablemente. Los precios de la canasta que fijan la línea de indigencia treparon 4,9 por ciento en junio y 4,8 por ciento en mayo, encadenando una disparada que hundirá a miles en esa condición. La línea de pobreza subió 4,1, también más que el IPC.
La canasta básica de alimentos del hogar se ubicó en junio en 7840 pesos, con un incremento de 4,9 por ciento y un alza del 18 por ciento en lo que va del año. En los últimos 12 meses, el avance de esta canasta, que se emplea para calcular la línea de indigencia, fue del 29,7 por ciento. Las subas fueron superiores respecto de la inflación e indican que los sectores más vulnerables de la población, que destinan la mayor parte de sus ingresos a la compra de alimentos de consumo masivo, fueron el sector más afectado por la devaluación y el traslado a los precios. En mayo esta canasta ya se había disparado con otra suba del 4,8 por ciento.
La canasta básica total, con la cual se arman los indicadores de pobreza, también anotó un fuerte aumento en junio, al subir en 4,1 por ciento (3,2 en mayo). En lo que va del año, el alza fue del 17,5 por ciento, en tanto que la suba acumuló 32,3 por ciento en los últimos 12 meses. El valor de la canasta se ubicó el mes pasado en 19.601 pesos, cuando en el mismo mes del 2017 se ubicó en 14.811 pesos. El aumento de la canasta básica total, al igual que ocurrió con la de alimentos, fue mayor respecto del incremento del nivel general de precios de la economía.
La inflación minorista se aceleró en los últimos meses, debido a las fuertes tensiones cambiaras y de credibilidad que enfrenta la economía. El IPC nacional trepó 3,7 por ciento en junio, 16 por ciento en los primeros seis meses y 29,5 por ciento en la comparación interanual. El equipo económico aseguró a principios de 2016 que el problema inflacionario era lo más sencillo de resolver. Dos años y medio después los problemas de precios son una de las principales dificultades del mercado interno y afectan principalmente a los sectores de menores ingresos.
Las promesas de la campaña 2015 sobre pobreza cero no se cumplieron. Las necesidades de los sectores postergados de la sociedad fueron en aumento. La canasta básica y de alimentos no sólo suben por arriba del promedio de la inflación sino que lo hacen por encima de los ingresos. Las paritarias, jubilación y asignaciones familiares ya perdieron más de cinco puntos contra los precios este año. Los indicadores sobre la vulnerabilidad de la sociedad resultan alarmantes. El último informe de deuda social de la Universidad Católica Argentina estimó que 48,1 por ciento de los niños viven en situación de pobreza. El 17,6 por ciento de los menores registran déficit alimentario, en tanto que 8,5 pasó hambre el año pasado.
Los últimos datos de pobreza e indigencia del Indec, previos al estallido de la corrida cambiaria, aceleración de la fuga de capitales, contracción de la actividad económica y retroceso del consumo, ya habían anotado cifras elevadas. La pobreza en el segundo semestre del año pasado alcanzó a 7.079.764 personas y 1.611.001 hogares, al tiempo que la indigencia anotó 1.323.747 individuos y 316.350 hogares.
Especialistas en vulnerabilidad social afirman que los meses de tensión económica generaron el ingreso de nuevos individuos a la pobreza e indigencia. “Todas las evidencias demuestran que va a aumentar la pobreza de forma importante”, dijo Agustín Salvia de la UCA. La investigadora del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad de San Martín, Mariana Heredia, mencionó que “la devaluación se va a traducir en un mayor aumento de precios los próximos meses. Sólo resta saber cuánta pobreza ocasionará”.
El aumento de los alimentos de la canasta básica fue muy fuerte en junio. Los datos del centro de estadística oficial registraron subas del 25,8 por ciento en la harina triple cero, del 10,8 por ciento en el pan francés, del 11,8 por ciento en el aceite de girasol, del 7,6 por ciento en los fideos secos de tipo guisero y del 8,4 por ciento en carne picada. Estos incrementos se registraron en el Gran Buenos Aires en donde se concentra casi la mitad de la población del país y se registra la mayor cantidad de individuos en situación de marginalidad. Otro de los elementos que golpeó el bolsillo de la población en junio fue el transporte, con un alza del 5,9 por ciento, según el IPC.