La inflación argentina, “ese veneno latente”

Meses vacacionales en un año electoral y sin duda el Gobierno quizás creyó que la estabilidad del dólar a través del sistema de flotación de bandas del Banco Central y los nuevos aires de un…

miércoles 20/02/2019 - 8:31
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Meses vacacionales en un año electoral y sin duda el Gobierno quizás creyó que la estabilidad del dólar a través del sistema de flotación de bandas del Banco Central y los nuevos aires de un 2019 que promete ser para el recuerdo de las contiendas electorales iban de alguna manera a desmembrar ese fantasma mítico llamado inflación.

Sin embargo, en estos días se conoció el penoso índice de inflación por parte del Indec que fue ni más ni menos que del 2.9% para el mes de Enero, por encima de los pecios de diciembre, arrojando una inflación interanual de 49.3%, para sorpresa de las consultoras que lo estimaban por debajo de dicho monto.

El Gobierno sabe que se juega mucho de cara a las elecciones nacionales y es por eso que impulsó una serie de subas tarifarias en forma de impulso “gradual” en el primer mes del año.

Claramente lo que está buscando es perpetrar la tormenta en el primer bimestre del año coincidiendo con la época vacacional y la desidia propia de una sociedad que a duras penas cuenta con recursos para poder vacacionar, aunque esto signifique hacerlo de manera fraccionada y más acotadamente.

La calma que vendrá en los próximos meses no va a hacer más que el preámbulo de la tormenta que se desatará luego de que el mismo Gobierno o un candidato opositor, finalmente repose su investidura presidencial en el la tan deseada Casa Rosada –según publica Urgente 24-.

El Gobierno se está olvidando de apaciguar el peligro de estabilidad con su enemigo menos pensado: el mercado. ¿Puede el mercado dar un latigazo a la economía antes de las elecciones? Claramente sí, y es tarea del Poder Ejecutivo evitar que esto suceda.

Parecería ser que no se encaja en la lógica comprensión que bajar las tasas de interés sin que baje la inflación es un peligro latente para que los ahorristas en pesos se pasen a dólares.

Para poner más aditamento a la situación, la AFIP a cargo de Leandro Cuccioli, además de no articular ideas para el lado de los más necesitados y golpeados, las Pymes, se le ocurrió implementar su estrategia londinense de recaudación y elevar las alícuotas de los intereses resarcitorios de las deudas de los contribuyentes, alegando y culpando a estos que, “Los contribuyentes no deben financiarse con el AFIP”.

En su afán de que las Pymes “no se financien con la AFIP”, el director de AFIP, no percibe que sin contribuyentes no hay recaudación posible. Persiste en ahogar a las Pymes, también en año electoral.

Como si esto fuera poco, a los sectores más vulnerables de la sociedad se les ocurre hacer una marcha multitudinaria ante el Ministerio de Desarrollo Social, que curiosamente asombra en la capacidad de convocatoria, siendo de las más contundentes que se haya visto en los últimos tiempos.

Pero como siempre las cosas el Gobierno las puede mejorar, el principal referente casi de forma inmaculada declaro que la pobreza va a crecer, en tanto que el lema de “Pobreza Cero” quedó sepultado a ser el índice numérico que esta gestión iba a bajar del índice que tanto preocupa a los ciudadanos argentinos.

La inflación no es más alta porque el dólar está calmo, encerrado dentro de una banda al punto de la explosión.

El crédito, esta sin batería y desconectado de la economía real de pie.

La inversión, lejos de las fronteras de nuestra industria y comercio.

Es inevitable y latente la pérdida del poder adquisitivo, que llevo una marcada retracción del consumo.

Casi 50 días han pasado de este 2019, y el Gobierno parece tener estos temas en cartera para mostrar una imagen mejor que les otorgue continuidad en un Gobierno que perdió toda credibilidad en su gestión.

Habrá que ver si finalmente, el veneno de la inflación y sus desmadres, termina siendo letal o deja espacio para el talento de los formadores de candidatos.

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