Los productores encaran al colapso en la demanda de hidrocarburos, mientras que la pandemia global de coronavirus fuerza a las economías a entrar en hibernación.
No es exagerado decir que la industria petrolera enfrenta su mayor crisis en los últimos 100 años. A medida que las economías occidentales entran en hibernación por el coronavirus, el sector encara el hecho de que la demanda de combustibles caerá más rápido que nunca antes.
Los precios ya se redujeron a la mitad desde marzo, dado que las aerolíneas se quedaron en tierra y millones de pasajeros evitan el auto para hacer una caminata hasta una notebook en la cocina.
Para una industria que, desde hace mucho tiempo, sabe que una oscilación del 1 al 2% en el equilibrio de la oferta y la demanda puede ser la diferencia entre el alza o el colapso de los precios, el alcance de la caída del consumo es difícil de procesar.
Las últimas estimaciones sugieren que del 10 al 25% del consumo mundial podría desaparecer en los próximos meses. En tiempos normales, el mundo consume unos 100 millones de barriles por día.