Es de acuerdo a cálculos privados: según el Índice de Producción Industrial (IPI) que publica FIEL, en primer trimestre cerró con una contracción interanual del 9,7 por ciento. Para OJF, en tanto, la caída fue 9,2 por ciento. En marzo se repitió una leve mejora mensual, pero la industria sigue atravesando una fase recesiva, según privados y la UIA.
La producción industrial volvió a desplomarse en marzo 11,6% respecto del mismo mes del año pasado, según el Indice de Producción Industrial (IPI) que publica la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), lo que llevó a que la actividad manufacturera cierre un primer trimestre con una contracción del 9,7 por ciento.
El IPI de Orlando Ferreres y Asoc. (IPI-OJF), en tanto, también muestra una caída interanual para el tercer mes del año de 10,4%, con un acumulado que cayó un 9,2% para el primer trimestre del año. La medición desestacionalizada registró una merma de 1,1% mensual.
La UIA también dio a conocer su informe de actividad industrial, pero con el dato de febrero, que marcó una caída de 7% interanual y 0,6% respecto de febrero. Para la central fabril, el bimestre mostró una merma de la actividad del 6,8 por ciento.
En su informe, FIEL remarcó que en marzo todas las ramas mostraron una caída interanual de la producción, pero los más golpeados fueron el sector automotriz, la siderurgia, químicos y plásticos, y los minerales no metálicos. En ramas como la de alimentos y bebidas o la metalmecánica se observó una menor dinámica de contracción de la actividad que en meses previos, indicó el informe.
Si se analiza la evolución del trimestre, todos los rubros acumulan caída frente al mismo período de 2018. El más afectado es el automotriz, con una contracción del 31%; seguido de la siderurgia (14,7%); insumos químicos y plásticos (13,6%) y cigarrillos (9,7%). Por debajo del promedio, se encuentran minerales no metálicos (9,4%); metalmecánica (8,6%); petróleo procesado (7,3%); papel y celulosa (5,2%); alimentos y bebidas (3,9%) e insumos textiles (2,8%).
Si bien en términos interanuales el IPI reflejó una fuerte caída, en la medición desestacionalizada marcó un alza de 0,3% respecto del mes anterior, «encadenando tres meses con datos positivos y acumulando un ligero avance de 0,7% respecto de diciembre de 2018, que fue el nivel más bajo del año anterior», afirmó.
A corto plazo, es necesaria la recuperación de la demanda, tanto a partir del consumo interno como de las exportaciones. En ese sentido, resulta fundamental garantizar la previsibilidad cambiaria y la baja de las tasas de interés, lo que aliviaría a su vez la presión financiera sobre las pymes, en una coyuntura compleja (UIA)
«En el corto plazo, el proceso de los granos gruesos traccionará sobre sectores conexos. Brasil no consolida su recuperación, mientras se deterioran las expectativas de crecimiento y confianza en la industria. La actividad industrial en la Argentina continúa transitando una fase recesiva», aseguró la fundación.
Desde OJF, en tanto, remarcaron también que la situación más crítica es la de las terminales automotrices, «que vienen registrando una baja tanto en sus ventas a concesionarios como en el nivel de exportaciones, provocando las paradas que se observan en las líneas de producción».
«De cara al segundo trimestre, la expectativa es que la buena cosecha traiga algo de impulso en el sector alimenticio, aunque la actividad industrial en su conjunto tendrá que esperar a una recuperación más franca del consumo para comenzar a cambiar la tendencia, y posiblemente será de los últimos sectores económicos en reactivarse durante 2019″, aseguraron.
Desde la UIA, en tanto, señalaron que de cara al 2019, «el sector manufacturero se enfrenta a un panorama complejo», ya que en los últimos meses, su actividad viene mostrando retrocesos significativos interanuales y el uso de la capacidad instalada de febrero fue del 58,5 por ciento.
De cara al segundo trimestre, la expectativa es que la buena cosecha traiga algo de impulso en el sector alimenticio (OJF)
«A corto plazo, es necesaria la recuperación de la demanda, tanto a partir del consumo interno como de las exportaciones. En ese sentido, resulta fundamental garantizar la previsibilidad cambiaria y la baja de las tasas de interés, lo que aliviaría a su vez la presión financiera sobre las pymes, en una coyuntura compleja», señaló el Centro de Estudios Económicos (CEU) de la entidad en su informe. Además, insistió en plantear la necesidad de «rever el esquema de retenciones y reintegros de forma que no penalicen la agregación de valor».
En este contexto, la entidad que preside Miguel Acevedo prepara para los próximos días un documento para presentarle al Gobierno con una decena de propuestas que apunten a mejorar la competitividad de la industria a nivel federal.