Steve Jobs se convirtió en uno de los empresarios tecnológicos más respetados, por su visión innovadora en este campo, sus métodos infalibles de trabajo y por su mejor invención: el iPhone.
Además de convertirse en una inspiración a nivel mundial, también tuvo momentos de genialidad que solo se pueden apreciar con el pasar de los años. Un ejemplo es su opinión sobre si la tecnología podrá responder las preguntas de las personas en un futuro. Cabe resaltar que esto es de la Conferencia Internacional de Diseño en Aspen que realizó el 15 de junio de 1983.
El pensamiento de Jobs parte de un planteo hipotético. El magnate sugirió que aunque una persona puede leer un libro de Aristóteles como una forma para adquirir sus conocimientos, no puede hacerle preguntas al autor.
“Creo que si nos fijamos en los próximos 50 o 100 años, y si realmente creamos máquinas que puedan captar un espíritu subyacente, un conjunto de principios o una forma de ver el mundo, luego cuando el próximo Aristóteles venga por aquí, quizás si lleva una de estas máquinas con él o ella toda su vida (…) tal vez un día, después de que la persona esté muerta y se haya ido, podamos preguntarle a esta máquina: ‘¿Qué habría dicho Aristóteles? ¿Qué te parece esto?’. Quizás no obtengamos la respuesta correcta, o quizá sí”, expresó Jobs.
Estas palabras se interpretaron como una visión precursora de lo que hoy es la Inteligencia Artificial (IA). Y si bien no hay nada cercano a poder hablar con una versión virtual de Aristóteles en la actualidad, en un futuro podría llevarse a cabo.