Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio (DMPS), organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este año, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) impulsa el lema 2024-2026, «cambiar la narrativa», con el objetivo de derribar el estigma y promover una cultura de apoyo para prevenir el suicidio.
El suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 20 a 25 años en América, y la OMS advierte que la depresión será la principal causa de enfermedad a nivel global para el año 2050.
La psicóloga Sol Lunge (@evidentemente.psi), egresada de la UBA, enfatiza la importancia de hablar sobre este tema: “Para comprender esto, es importante separar la conducta suicida, que es cuando una persona intenta atentar contra su vida, de la ideación suicida, que es cuando la persona considera el suicidio como una solución a sus problemáticas. Es fundamental hablar sobre el tema para poder prevenirlo”.
Lunge destaca que “existen muchos mitos sociales en torno al suicidio. Uno de ellos es que no se habla de suicidio porque se piensa que hablar sobre ello puede alimentar las ideas suicidas. Sin embargo, científicamente hablando, es todo lo contrario. Cuanto más podamos hablar y generar espacios de diálogo y escucha, más podemos encontrar soluciones alternativas a esa problemática”.
Mitos y realidades
La psicóloga también aclara que “hay mucha gente que cree que el sujeto con ideación suicida no comunica su intención. Lo cierto es que las personas sí avisan que tienen intención, a veces de forma muy explícita, diciendo ‘me quiero morir’, y otras veces de manera menos explícita, como abandonar espacios de disfrute o dejar de verse con amigos. Muchas veces, cuando ciertas personas comunican lo que les está pasando, hay quienes creen que eso es para llamar la atención, pero tal vez esa persona está sufriendo y nos está pidiendo ayuda”.
Además, Lunge señala que “si existen intentos en el pasado, eso es un factor de vulnerabilidad. El suicidio es una conducta compleja y multifactorial. Los trastornos mentales son un factor de vulnerabilidad, pero no es necesario que la persona tenga un trastorno mental para pensar en suicidarse”.
Señales de alerta
Lunge advierte: “Es clave dar importancia si notamos cambios drásticos de comportamiento en una persona. Si alguien que solía hablar mucho de repente está callado, o si deja de participar en reuniones sociales, es importante prestar atención”.
Importancia de los factores de protección
Lunge también menciona que “existen factores de protección. Un factor protector es justamente las redes de contención, que esa persona tenga a quién acudir cuando se sienta mal y que pueda hablar y tener un lugar de escucha y de empatía. Entonces, ahí es donde todos tenemos un poquito de responsabilidad en poder contribuir a esta problemática».
«Otro factor protector podría ser el acceso al sistema de salud, que la persona pueda ser asistida por profesionales, o las habilidades de resolución de conflictos, manejo del estrés y manejo de la frustración. Estas son cosas que trabajamos dentro del consultorio» además agrega «También es un factor protector poder participar de la comunidad y sentirse parte de ella, ya sea en la escuela, el trabajo o un club.”
Recursos de ayuda
Para quienes necesiten asistencia, hay varias opciones disponibles. La línea nacional de salud mental, 📞 0800 999 0091 (línea de orientación y apoyo en la urgencia de salud mental), está disponible las 24 horas del día, los 365 días del año, ofreciendo orientación y contención en situaciones de crisis. También está la línea telefónica de los chicos/as 102.
También desarrolló la aplicación «Tranqui» (se puede ver haciendo click en el nombre), que ofrece herramientas útiles para quienes están atravesando momentos difíciles, así como para familiares y amigos.
“Si estás pasando por un momento difícil o acompañando a alguien que lo está, recuerda que hay recursos disponibles y que la ayuda está al alcance”, concluye Lunge.
