«Si nuestra foto causó tantas cosas lindas, al mundo le debe estar faltando romanticismo», dijo Domingo, protagonista de la imagen.
Ni los cuatro días transcurridos desde que fueron vacunados ni el eco social y mediático que obtuvieron sus manos tomadas, prodigándose templanza en la espera, sacan del asombro a Domingo y María Teresa. «Si nuestra foto causó tantas cosas lindas en la gente, al mundo le debe estar faltando un poco de romanticismo», observan con tono suave y decir severo.
La pareja de adultos mayores que fue fotografiada tomada de sus manos mientras esperaba para ser vacunada contra el coronavirus en Rosario coincide en que «el amor vence todo, hasta el virus», tras la difusión del retrato que emocionó a los argentinos.
La historia de amor retratada en una fotografía que recorre las redes y medios del país tiene como protagonistas a Domingo Moscato (86 años) y a María Teresa Dakak (78), una pareja de «novios» que lleva más de 47 años juntos.
«Nosotros estamos casados pero vivimos como novios hasta el día de hoy porque uno puede tener rencillas pero si hay amor, todo se reconcilia», reflexiona ante Télam Domingo.
«Somos inseparables, compartimos todo lo que podemos y nos ayudamos mutuamente desde que nos conocimos», enfatiza, por su parte, María Teresa.
«Si hay amor, siempre hay esperanza. Hermosa esta foto que me llegó de María Teresa y Domingo esperando para vacunarse en Rosario, Santa Fe», tuiteó Santiago Cafiero.
De esa forma, la foto en la que se los ve sentados en sillas ubicadas en paralelo unidos por sus manos y abrigados hasta los ojos para protegerse del frío, recorrió los portales de noticias y redes sociales de usuarios de Rosario y rápidamente se hizo viral en otros puntos del país.
Fue una sobrina del matrimonio la que realizó el trámite para la vacunación de ambos ya que Domingo no estaba muy seguro de ser inoculado. «Son esas locuras que uno tiene -reonoce-. No quería vacunarme pero mi sobrina, que es la que sabe, me dijo que tenía que hacerlo y lo hice».
De todas formas, hoy celebran estar inmunizados: «Es una preocupación menos, sobre todo para nuestra sobrina que nos pedía que fuéramos a vacunarnos».
María Teresa se muestra complacida por la atención que recibió junto a Domingo: «Sentí una enorme satisfacción de ver lo bien que estaba organizado todo en el vacunatorio, es un orgullo lo bien que nos trataron».
La pareja fue vacunada el miércoles pasado por la tarde con la primera dosis de Sputnik V, luego de haber pedido el turno el día anterior.
Desde una reposera en su casa del barrio Echesortu, de Rosario, Domingo asegura: «No sé por qué ha causado tanto alboroto una foto en la que me veo aferrado a mi esposa. Me dicen que hasta la han subido a las redes que hay ahora».
«Dicen que genera mucha ternura y hasta el Presidente (Alberto Fernández) la vio», agrega, sin ánimo de ocultar orgullo.
Y agrega: «Es muy lindo que se interese por nosotros dos. Yo le agradezco profundamente al Presidente, por más que yo no sea de su signo político. Eso no interesa; él es el Presidente de todos los argentinos por igual».
María Teresa es descendiente de sirio libaneses. De aquellas raíces provino su pasión por ser -y destacarse- como odalisca en su juventud. «Yo me dedicaba al baile, cantaba en coros y tocaba piano y guitarra, el arte era mi esencia», rememora.
Domingo también se dedicó al arte en sus años mozos, cuando tocaba el bandoneón y hasta llegó a tener su propia orquesta. «Dicen que era bueno -suelta-. Yo no te puedo decir. Sería pedantería».
Hace 47 años que están juntos, se conocieron gracias a una amiga en común que los presentó en una fiesta de la aseguradora en la que él trabajaba.
María Teresa sufrió hace tiempo un problema de salud que comprometió su movilidad y hoy pasa mucho tiempo en cama. «Fue todo un triunfo levantarla y llevarla a vacunarse», cuenta Domingo.
Ambos agradecieron a los médicos y voluntarios que los recibieron el día de la vacunación, y remarcan al respecto: «Fueron todos muy amables y muy profesionales; estaremos siempre agradecidos».
Consultado por los ecos de la foto en el vacunario junto a su mujer, Domingo lanza carcajadas: y entre ellas dice: «Nunca conseguí ni diez minutos en una radio con la orquesta y ahora una foto hace que me llamen todos. Si nuestra foto causó tantas cosas lindas en la gente, al mundo le debe estar faltando un poco de romanticismo».