Addie Andrews estuvo nueve años sin tener sexo ya que su religión lo veía como algo “vergonzoso” y se sintió “reprimida sexualmente” por lo que dejó su iglesia y se convirtió en una popular estrella porno. Perdió la fe pero ganó millones de admiradores. Hoy, es una de las actrices XXX más cotizadas de la industria.
Addie dice que, en muchos sentidos, su vida pasada y su profesión actual tienen mucho en común. La joven creció en un pequeño pueblo donde sus padres le exigieron ser parte de una comunidad religiosa. A los 17 años, decidió unirse a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En entrevista con New York Post, la mujer aseguró que la iglesia “fue muy acogedora” y por eso decidió seguir todas sus reglas, incluyendo la del celibato hasta el matrimonio.
Solo tuvo relaciones sexuales una vez antes de aceptar el mormonismo, y se adhirió obedientemente a la regla de la iglesia contra el sexo prematrimonial. “El problema no es solo que se niegue el sexo prematrimonial, sino que lo convierten en un pecado muy grave y algo vergonzoso”, afirmó Andrews en declaraciones al citado medio. “Cuanto más me metí en la religión, más me alejé de mi propia identidad”.
No volvió a tener relaciones sexuales hasta los 26 años. No pudo ser la dama de honor de su hermano porque el vestido era “inmoral” para los estándares de la religión. Ese hecho hizo que Andrews reconsiderara su fe. También estaba empezando a extrañar sus viejas pasiones: cantar, bailar y actuar.
En 2017 dejó de asistir a la iglesia. Al año siguiente, se mudó a California para convertirse en actriz, pero a pesar de tener una licenciatura de la Universidad Brigham Young, ni siquiera pudo encontrar trabajo como camarera. Así que probó suerte como bailarina exótica, cuenta infobae.
“Empecé a contactarme con muchos agentes porno”, relató la estrella de cine para adultos, que hoy tiene más de 70.000 seguidores en Instagram.
Este enero, Addie consiguió tener un representante y desde entonces ha aumentado rápidamente su popularidad en la industria XXX.
Su familia ha aceptado su nuevo estilo de vida. “Sabía que se sorprenderían un poco cuando les contara sobre mi trabajo para adultos”, dice. Si bien han sido de mente abierta sobre su nueva carrera, también están desviando la mirada.