El Xeneize rompió lazos con la CSF y quedó atento a posibles sanciones. De la foto de Román y Domínguez a un comunicado durísimo…
No fue hace tanto tiempo. Luego de buscarlo durante años para homenajearlo y no recibir más que respuestas esquivas, la Conmebol logró a fines de 2019 que Juan Román Riquelme se tomara un avión, se pusiera un traje y se subiera a un escenario junto a Alejandro Domínguez, para hacer una de esas fotos inmortales para tener en el escritorio del despacho presidencial de la sede de Luque.
Claro, para estrenar su flamante cargo de vicepresidente, Román por fin había accedido con la intención de tener un acercamiento con el ente rector del fútbol sudamericano, luego de señalar que a la gestión anterior le pasaban factura por la intención de Daniel Angelici de crear una competencia paralela a la Copa Libertadores.
En Asunción, JR se reunió durante dos horas con la cúpula de la confederación y se dijo que nacía una nueva era en las relaciones entre las partes. «Estoy muy contento de estar acá, es algo lindo. La Libertadores es especial», dijo el ídolo sobre el escenario, con una réplica del trofeo en sus brazos, recibida del propio presidente Domínguez.
El idilio duró poco más de un año y medio. Después de la ida ante Atlético Mineiro en la Bombonera, pese al escandaloso gol anulado al Pulpo González, Boca mantuvo el perfil bajo, no hizo ningún reclamo en público y se comunicó directamente con los popes de Luque para manifestar su malestar. Y la Conmebol respondió con sanciones para el árbitro y el encargado del VAR.
Esa postura cordial de la dirigencia hizo algo de ruido, aunque pareció una estrategia válida. «Estamos convencidos de que la gente que conduce los destinos de la Conmebol tiene buenas intenciones. Sé que esto que digo le puede caer mal a la gente», dijo Ameal, a la vez que descartó un pedido para que se juegue de nuevo, tal como hizo Cerro Porteño.
Nadie imaginó que en la revancha volverían a meterle la mano en el bolsillo de forma descarada y el sueño de avanzar a los cuartos de final terminaría en un caos generalizado, con batalla campal en la zona de los vestuarios, una noche en la comisaría, burbuja rota y aislamiento al regreso.
El mismo Riquelme, desde Buenos Aires, estalló horas después de la eliminación, casi de madrugada, a través de los medios. «Yo a veces me puedo hacer el boludo en responder, pero acá vimos todo lo que pasó: no nos dejaron pasar. La Copa Libertadores está perdiendo prestigio», dijo el vice xeneize. «¿Si voy a hablar con la Conmebol? ¿Qué le voy a decir a Domínguez? ¿Que no me quieren cobrar los goles?».
Y ya durante la tarde de ayer, en un tono sanguíneo y de tablón, Boca rompió relaciones a través de un durísimo comunicado firmado por Ameal, quien tampoco estuvo en Brasil, en el cual sostuvo que el club fue «perjudicado de forma alevosa, interpretando de manera maliciosa e intencionada la tecnología VAR», y remarcó que estas situaciones «dejan en manifiesto el manejo tendencioso de nuestro fútbol continental». Y ahí lo de las «buenas intenciones de la gente que conduce los destinos de Conmebol» se fue al tacho…
Lo que no hizo el club en la carta bomba es informar cuáles serán los pasos a seguir. Recién un rato más tarde el presidente xeneize dijo más a modo de deseo que en términos formales que «sería bueno pedir que el partido se juegue de nuevo», algo que no tiene precedentes por estos pagos y parece inviable. «Vamos a charlar qué camino tomar», agregó Ameal.
¿Cuál será el siguiente paso de la Conmebol?
La Conmebol, por su parte, respondió al publicar los audios del VAR (no aclararon nada) en la misma madrugada del partido y ya abrió un expediente para analizar lo ocurrido en las adyacencias del vestuario del Mineirao, por intermedio del cual pueden caber fuertes multas en dólares para el club y sanciones a los jugadores para las competencias internacionales, con Rojo, Izquierdoz, Villa, Zambrano y Javier García como principales involucrados.
Boca ya rompió. La foto de Riquelme con Domínguez es historia. Ahora resta esperar por la respuesta de la Conmebol. Si mira para otro lado o redobla la apuesta.