En el último año se produjo una enorme pérdida del poder adquisitivo para los trabajadores, que mes a mes fueron viendo cómo su sueldo siempre quedaba relegado ante la inflación.
Es por ello que poco a poco se van adoptando estrategias para hacer rendir el dinero, notándose plenamente en fechas festivas, donde se reduce el tamaño y valor de los regalos.
De momento y en vistas del Día de la Madre, comerciantes continúan esperando las «compras de último momento» para remontar la situación. «Septiembre fue malo y hasta ahora octubre viene por debajo de las expectativas», asegura Diego, un comerciante de calle San Martín en el centro de la ciudad, a El Comodorense.
Bajo su punto de vista «se está viendo menos movimiento que en otras fechas similares, la gente se está cuidando bastante, con una restricción presupuestaria fuerte».
El valor de los servicios, según el comerciante, impactan de lleno en el bolsillo de las personas, que terminan eligiendo marcas más económicas a las que no apuntaban anteriormente. «La gente está buscando precio, empezamos a tener clientes que antes compraban en marcas más caras, y algunos de nuestros clientes habituales seguro están comprando en marcas más económicas», describe.
«También pasa que no compran un regalo, sino que optan por un asado, cuando antes iban las dos cosas juntas», indicó luego.
En su caso, el ticket promedio está en los 48 mil pesos, teniendo en cuenta que una remera cuesta 30 mil, a la espera que las compras de último momento salven el bolsillo de los comerciantes en un año sumamente difícil.