La fuerte historia detrás de una de las primeras hamburgueserías de Comodoro

Abrió en 2018 y su comienzo fue exitoso. La pandemia puso en jaque el negocio manejado por un padre y su hijo, que día a día se debatían si cerrar definitivamente o no, pero se…

martes 01/02/2022 - 23:59
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Abrió en 2018 y su comienzo fue exitoso. La pandemia puso en jaque el negocio manejado por un padre y su hijo, que día a día se debatían si cerrar definitivamente o no, pero se apoyaban entre sí. Cuando todo faltaba y había que hacer malabares para comprar insulina para un pequeño con diabetes, hasta un presente mejor pero con temor a que vuelvan los cierres.

Burguer Club se sitúa en Mitre al 661, a nada del local donde históricamente funcionó el restaurante La Tradición, uno de los tantos negocios gastronómicos que la pandemia dejó en el camino.

El comercio fue fundado en diciembre del 2018 por un padre y su hijo que tenían la idea de abrir una hamburguesería cuando escaseaban, siendo una de las primeras de Comodoro.

El amplio local en Mitre 661 donde planean recibir a bandas y artistas locales para que lleven a cabo sus performances allí.

Sus recetas los llevaron a tener un gran año y medio de ventas, pero en 2020 llegaría el evento que sacudió la economía mundial con gravísimo impacto en el sector gastronómico. El cierre obligado de los comercios por la pandemia de covid-19 y, en el caso de Comodoro, una casi nula adopción del delivery para consumir,  puso en jaque a todos los negocios del rubro en la ciudad.

En el caso de la hamburguesería céntrica en la que se centra esta crónica, transitó “cinco meses que fueron fatales”, describió Ian Lucas Celis, uno de los encargados, a EL COMODORENSE.

Fueron meses donde “facturábamos menos del 15%”, recuerda, y grafica diciendo que “un día vendimos dos pizzas y dos hamburguesas”. Era tal la problemática generada por la cuarentena estricta que Ian Lucas y su padre Pablo debieron rebuscársela de cualquier forma para mantener el negocio en pie y seguir teniendo un sustento económico.

La poca adaptación de los comodorenses a la modalidad delivery trajo serios problemas a la hamburguesería. Las pocas ventas que tenían eran con retiro en local durante los meses más duros de la pandemia.

“Nos la rebuscamos de cualquier forma. Hemos vendido cosas, sacado préstamos, usado ahorros. De donde sea que podamos solicitar algo para tener alguna ayuda para funcionar. Venía un cliente, gastaba $2000 pesos, guardábamos $500 y con lo demás comprábamos mercadería para el siguiente día”, narra el joven de 22 años.

En momentos de tempestad, la mejor solución parecía ser el cierre para evitar seguir acumulando deudas, dado que no se sabía entonces cuándo finalizarían las medidas más estrictas y se permitiría volver a consumir en el local.

Lucas levanta la mirada para ayudar a la memoria y confiesa que “varias veces pensamos en el cierre. Éramos mi papá y yo. Cuando él tenía ganas de cerrar le decía que aguantemos la semana que viene. Después yo tenía ganas de cerrar y él me decía que aguantemos un poco más. Era muy difícil”.

Ian Lucas (22), hijo de Pablo Celis (52), dirige el local cuando su padre no está y se encarga del área de coctelería.

Los impuestos municipales nunca dejaron de cobrarse y nadie perdonaba ninguna deuda, que cada día ahogaban más al negocio y la economía familiar. Claro, todos estaban en una situación similar y se optaba más por hacer una comida rendidora en casa que pedirla hecha en alguna hamburguesería, rotisería o restaurante.

Con esta situación a cuestas, había cosas urgentes de las cuales hacerse cargo mientras tanto. “Mi hermanito es diabético, insulinodependiente. Los insumos son carísimos. Nos la rebuscamos y pudimos comprar las cosas, eso fue lo más difícil para mí”, repasa con ojos empañados.

Uno de los proyectos es que la gente adopte al local como una sede para mirar partidos de fútbol en la pantalla gigante con la que cuentan. Fútbol, birra local y hamburguesas para todos.

Si bien las ventas mejoraron tras las flexibilizaciones, la situación económica del país sigue poniendo en aprietos a la hamburguesería familiar. “En las vacaciones mermó bastante la afluencia de personas, lo que es la semana laboral bajó mucho la cantidad de gente que viene a comer”, dice señalando con la vista su alrededor, donde abundan las sillas vacías.

Sin embargo, Ian Lucas sabe lo que atravesaron para mantener en pie a Burguer Club y no planean tirarlo por la borda. “Con todo lo que sufrimos yo lo aguantaría. Fue muy fulminante y feo”, asegura.

«Todos nuestros productos son totalmente caseros», afirman con orgullo en el negocio.

Enseguida señala el pequeño escenario y comenta que proyectan darle lugar a bandas locales los fines de semana para que obtengan visibilidad presentándose allí.

No solo los artistas serán de Comodoro, sino también los productos: el joven no quiso dejar de detallar que todos sus platos son totalmente caseros, desde las hamburguesas, hasta el menú vegano. Para coronar, ofrecen una cerveza hecha en Laprida, para tener una experiencia bien comodorense.

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