Emilio es coiffeur hace más de medio siglo y por las restricciones no puede trabajar. “El argentino siempre se reinventa. En algún punto ese es el mensaje que quisimos dar», agregó el hijo del protagonista.
La foto recorrió el país en las horas posteriores al inicio del confinamiento estricto en gran parte del país debido a la escalada de contagios y muertes por coronavirus. Allí se ve a Emilio, veterano peluquero de Rosario, cortándole el pelo a una joven con una particularidad: una cortina de rejas los separa. “Ahora atendemos como dice ALBERTO. Hacemos TAKE AWAY” es el texto del posteo que Instagram que rápidamente se hizo viral.
Lucas, ideólogo de la humorada y que hace más de tres décadas acompaña a Emilio en el día a día en el oficio, le contó la historia a TN “Fue una idea que tuvimos con mi papá. Un poco hartos y cansados de todo esto, pero otro poco también acompañando la situación, porque no nos queda otra”, resume.
Con las medidas que se extenderán hasta el 30 de mayo inclusive, las peluquerías -al igual que todos los rubros no concebidos como esenciales en el DNU presidencial- no podrán trabajar. “La foto la hicimos ayer (viernes). Lamentablemente lo único que podemos hacer es tomar reservas a partir del lunes 31. Ojalá podamos abrir ahí”, cuenta Lucas.
“El argentino siempre se reinventa. En algún punto ese es el mensaje que quisimos dar. Y también es una forma de tomarnos a la broma todo esto”, agrega Lucas.
El humor, en parte, es un sello del comercio situado en Córdoba 2671, pleno centro de la ciudad. Cuenta Lucas que, a sus 8 años, Emilio lo vestía con jeans, borceguíes y tiradores y lo llevaba con él a la peluquería. Ahí le enseñó los primeros secretos del oficio que mantiene hoy, a los 42. Su papá arrancó a los 20, hace más de medio siglo: hoy tiene 76 y sigue atendiendo con su infaltable sombrero. “Yo también mantengo el vestuario. Lo renuevo ocasionalmente, pero los tiradores no los abandono nunca”, detalla.
Una de las empleadas del local posó como clienta para la foto, que tuvo una repercusión que sorprendió a sus autores. “Recibimos mensajes de todas partes del país. Nos llamó un montón de gente. Colegas, amigos, clientes de Santiago del Estero. Nos llamó gente de Río Grande”, comenta Lucas.
