El derrumbe de ingresos tributarios por la parálisis del coronavirus y los malos números fiscales del primer trimestre llevan al Gobierno a concentrar el fondeo de las medidas de apoyo en la emisión monetaria.
Pese a que no hubo postergaciones de los vencimientos de impuestos, la caída contundente de la recaudación tributaria de marzo se prolongará en abril y llevará al Gobierno a concentrar cada vez más el sostén de sus medidas de asistencia en la emisión monetaria.
El dato se desprende del monitoreo semanal del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que en los primeros 19 días de abril registra una contracción real de 13% de la recaudación nacional y una baja algo menor, de 6,5%, de lo embolsado por las provincias.
Gran parte de la baja proviene del retroceso en términos reales del IVA (24,8%) y de Ganancias (14,6%), que entre ambos reúnen casi el 70% de los ingresos.
En las provincias, una pérdida de 1,5% contra la inflación de Ingresos Brutos moderó la contracción, dado que representa las tres cuartas partes de lo que recaudan las jurisdicciones subnacionales.
Con la persistencia de estas cifras y la disparada del déficit fiscal de más de 850% en marzo, las necesidades de financiamiento del programa de apoyo (estiman que será de $ 850.000 millones, 3% del PBI) llevarán a un incremento mayor de la base monetaria, que entre el 20 de marzo y el 16 de abril creció de $ 2,02 billones a $ 2,43 billones (19,8%).
Economistas consultados por El Cronista coinciden en que este crecimiento del circulante impactará en la inflación cuando se normalice la actividad, pero en el corto plazo no habrá una aceleración de la suba de precios.
Luciano Cohan, de Seido, alertó que la expansión de la base monetaria generará un “riesgo grande” a mediano plazo, pero en para abril y mayo no ve una aceleración significativa de la inflación.
“Hay un riesgo grande por la expansión de la base monetaria, ya la magnitud del último mes duplica o triplica los máximos de las últimas dos décadas y sin duda los meses que vienen van a ser muy agresivos, pero no creo que tenga consecuencias a corto plazo en la inflación”, comentó Cohan.
Agregó: “Obviamente es un riesgo enorme y al salir de la cuarentena cuando la actividad se normalice esto va a implicar riesgos inflacionarios muy altos, pero no creo que para abril o mayo tenga ningún impacto.”
El economista señaló que los férreos controles de precios postergarán la inflación para después de abril y mayo, meses para los cuales pronostica variaciones inferiores a 2% “si no hay sorpresas”. No obstante, aclaró que esta contención acumulará riesgos mayores para la segunda parte del año y que el Gobierno deberá buscar esterilizar la mayor parte de la base monetaria, “lo que no será fácil”.
En tanto, Fernando Marull, economista de FMyA Asociados, considera que impactará en el mediano plazo e incluso recién en 2021. «Si no impacta en 2020, lo hará en 2021. Pero el impacto se producirá sí o sí», señaló.
Por su parte, Matías Rajnerman de Ecolatina indica que habrá un repunte de la inflación cuando se normalice la economía, aunque aclaró que no ve riesgos de hiperinflación por el momento.
“Va a haber un repunte de la inflación, más allá de la metodología de medición que impone la cuarentena. A la salida de la cuarentena, cuando haya precio para todos los bienes y servicios de nuevo. Pero no veo un riesgo de hiperinflación”, planteó.
Y agregó: “En un contexto de cepo y tarifas congeladas, la verdad es que no veo riesgos de una disparada inflacionaria de esa magnitud, con un stock de reservas que resiste. Esta liquidez en otro contexto habría sido mucho más problemática”.
Topes a la emisión
Los analistas coinciden en sostener que la emisión monetaria será el principal sostén de la expansión del gasto. No obstante, remarcaron que esta opción no será fácil de implementar, debido a los límites legales que establecen las normas del Banco Central (BCRA).
Es que el nivel de emisión, que se instrumenta bajo la forma bajo la forma de adelantos transitorios (AT) del Central al Tesoro, está casi al límite que permite la Carta Orgánica de la autoridad monetaria en su artículo número 20.
Allí se establece que las transferencias pueden acumular hasta el equivalente al 12% de la base monetaria M1 (circulación monetaria más depósitos a la vista) más el 10% de los recursos corrientes en efectivo de los 12 meses previos, que puede ampliarse hasta por 10 puntos porcentuales más en contextos extraordinarios como el actual.
A fines de marzo, este límite alcanzaba los $ 1,089 billones, mientras que el stock de adelantos transitorios se ubicaba $ 1,084 billones, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Al 15 de abril, el stock de AT totalizaba $ 1,164 billones y, ante una recaudación que crecerá mucho menos que la expansión de la base monetaria y por ende incremente menos el umbral, posiblemente finalice el mes sobre el tope, sin margen para seguir aumentando.
Un financiamiento íntegro vía emisión monetaria rebasaría ese límite adicional, por lo que el Gobierno debería conseguir pesos por otra vía o impulsar un cambio en la Carta Orgánica. Esto último sólo podría instrumentado por medio de una ley en el Congreso, actualmente inactivo.
Fuente: El Cronista