Es la información que nutre el “semáforo epidemiológico” que diseñó el Gobierno para que las Provincias decidan cuándo y cómo volver al aula. Un estudio relevó 85 municipios y sólo encontró los datos de 18. Algunos de ellos pueden abrir, sin embargo las escuelas siguen cerradas.
“Acá las escuelas están todas cerradas al igual que en el resto de nuestra Provincia de Córdoba. Esa decisión es tomada por el Ministerio de Educación de la Provincia. Nosotros somos muy respetuosos de las medidas que tomen las autoridades sanitarias provinciales”, le dice a Clarín Oscar Santarelli, intendente de Villa General Belgrano, de Córdoba.
Y agrega: “Estas pequeñas poblaciones del interior de la Provincia dependemos mucho de la asistencia sanitaria de la ciudad de Córdoba. Es decir, que ante un brote en nuestro pueblo necesitamos acudir a hospitales de la ciudad. En consecuencia, siempre hemos respetado las decisiones sanitarias del Gobierno central. Desde ya que sería muy bueno poder tener clases presenciales en nuestras escuelas, pero también hay que tener en cuenta que, ante la apertura turística, nuestra población casi se duplica con la llegada de turistas”.
La explicación del Intendente Santarelli viene a cuento porque Villa General Belgrano es una de las localidades del país que, tomando como parámetro el “semáforo epidemiológico” que diseñó el Gobierno para definir la vuelta a las aulas, hoy tiene la luz verde para abrir las escuelas. Sin embargo no lo hace y el intendente explicó por qué.
Villa General Belgrano hoy forma parte del pequeño grupo de localidades que sí publican sus datos epidemiológicos. No pasa lo mismo con la mayoría de los otros municipios del país que no ofrecen esa información, que consiste en el registro de casos activos de Covid-19, la cantidad de camas de terapia intensiva y la capacidad máxima de esas camas. Así lo constató un estudio del Observatorio Argentinos por la Educación realizado por los especialistas Guadalupe Rojo, Víctor Volman y Federico Braga.
Los autores del informe analizaron 85 municipios y sólo encontraron información pública de 18. Entre ellos hay tres -Mar Del Plata, General Pico y Villa General Belgrano- que tienen “semáforo verde” y pueden ya tener clases presenciales. De esos tres, hoy sólo General Pico abrió las escuelas, como parte del plan de apertura del gobierno de La Pampa, que ya tiene al 25,8% de sus estudiantes en la presencialidad.
Mar del Plata, por su parte, a pesar de tener el semáforo en verde y poder iniciar las clases presenciales, recién el viernes pasado retomó las actividades escolares, pero sólo en su versión de “revinculación” no educativa. En «La Feliz» ya fueron habilitados 50 colegios pare estas actividades.
El “semáforo epidemiológico” fue aprobado por el Consejo Federal de Educación hace un mes y medio, como una forma de darle punto final a la disputa que se había desatado entre Nación y Ciudad por la apertura de los colegios. La idea fue brindar una guía a las provincias, con “datos objetivos” que les permitiera definir cuándo y cómo pueden abrir las aulas.
Los indicadores que se tomaron en cuenta para esto son tres: los niveles de transmisión del virus en cada uno de los municipios; el aumento de casos entre las últimas dos semanas y las dos anteriores en ese lugar; y el porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva.
La combinación de estos indicadores -complementados con otros factores estructurales y organizativos de las escuelas- da como resultado una escala con tres niveles de riesgo: bajo o “semáforo verde”: se puede volver a la presencialidad; mediano o “amarillo”: se pueden iniciar actividades de revinculación; alto o “rojo”: no se puede volver bajo ninguna modalidad.
Además de los tres municipios que tienen luz verde, el Observatorio Argentinos por la Educación encontró otros diez con luz amarilla: Bahía Blanca, Chilecito, La Matanza, Olavarría, Pinamar, Rosario, Rosario de la Frontera, Santa Rosa, Ushuaia y Vicente Lopez. Y cinco con luz roja: Comodoro Rivadavia, Concepción del Uruguay, Rafaela, Río Gallegos y Venado Tuerto.
“El mayor desafío que vemos es la disparidad de acción entre instituciones educativas, incluso dentro de un mismo municipio. Cuando las familias ven que algunos chicos retoman contacto con sus docentes y compañeros, y otros (por ejemplo, vecinos del mismo barrio) no lo hacen, es natural que hagan una lectura de injusticia y arbitrariedad”, afirmó Guadalupe Rojo, autora del informe.
Y agregó que “debemos pedir objetividad para los criterios por los cuales una escuela decide no retomar actividades de revinculación, aun cuando el semáforo de su municipio está en amarillo. Y si se trata por ejemplo de problemas de infraestructura edilicia, el Estado debe aportar soluciones para facilitar la apropiación del espacio público: parques, veredas e incluso calles”, propuso.
“Un factor clave para construir y reforzar confianza es la transparencia, a través de la promoción de información oportuna, creíble, basada en evidencia y en tiempo real: elementos indispensables para la toma rápida de decisiones”, dijo por su parte Flavio Buccino, maestro y especialista en gestión educativa.
Cómo es el «semáforo epidemiológico»
El ciclo lectivo ya está terminando en la Argentina y es sabido que apenas el 1% de los alumnos hoy están habilitados para ir a clases presenciales. A esto se suma otro 43% (la mayoría en Provincia y Capital) que están teniendo sus pocas horas de “revinculación” en las escuelas. El 56% de los chicos y adolescentes restantes no tienen ninguna posibilidad de ir a la escuela, bajo ninguna modalidad.
Ahora, ¿quién y cómo decide qué alumno ir o no a la escuela? Desde principios de octubre, esta definición quedó en manos de los gobernadores. Tras las primeras polémicas entre Ciudad y Nación sobre la apertura de las escuelas, finalmente el Consejo Federal de Educación optó por armar el “semáforo epidemiológico”, esa suerte de guía con criterios objetivos que cada jurisdicción puede seguir para saber si está en condiciones de abrir las aulas y de qué modo.
Aprobado el 8 de octubre, el semáforo actualizó el protocolo para la apertura de colegios que venía desde junio y que sólo habitaba las clases presenciales en aquellas localidades donde hubiera baja o nula circulación del virus. Así, destrabó el conflicto entre Nación y Ciudad, porque la Capital quedaba dentro del semáforo amarillo y podía iniciar las clases semipresenciales. Aunque al mismo tiempo recibía la crítica de gremios docentes, como Ctera. Roberto Baradel, por ejemplo, le dijo a Clarín que ellos mantienen su posición de que sólo con baja o nula circulación se puede volver a cualquier tipo de actividad educativa.
El semáforo epidemiológico se compone de tres variables:
1. Niveles de transmisión. Se usan para saber el estatus de situación actual de un municipio en cuanto a propagación del virus. Para los fines del índice se dividen en 3 subtipos: zona sin casos o con casos importado; zonas con casos esporádicos / con transmisión local por conglomerado / brotes controlados; y zonas con transmisión local con predominio de conglomerados y casos confirmados de posible transmisión comunitaria / zonas con transmisión comunitaria sostenida.
2. Razón de aumento de casos. Es el famoso índice R. Se usa para saber cómo evoluciona la situación sanitaria de un municipio de cara al futuro.
3. Porcentaje de camas UTI (unidades de terapia intensiva). Se usa para saber qué tipo de respuesta puede dar el municipio ante la evolución de la pandemia.
Finalmente, los resultados de cada municipio hay que pasarlos por la grilla final para ver qué tipo de actividad escolar están habilitados: