La actividad económica agregada llega a las elecciones primarias fuertemente golpeada por el impacto de la sequía en el agro y con otros sectores, como la industria y el comercio, que ya comenzaron a mostrar números en rojo a raíz de la falta de dólares, los controles a las importaciones, la brecha cambiaria, la inflación y la caída del salario real, entre otros factores.
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El segundo trimestre cerró con una contracción cercana al 5% y el semestre julio-diciembre será aún más recesivo, según estimaciones privadas.
El Estimador Mensual Económico (EMAE) de junio se conocerá a fin de mes, pero ya las consultoras proyectan que reflejará una baja interanual en torno al 4%. De hecho, el Indicador General de Actividad (IGA) que realiza la consultora de Orlando Ferreres registró una merma de 4,4% interanual en el sexto mes del año, lo que dio como resultado un semestre con una contracción de 1,3%. A su vez, la medición desestacionalizada mostró una baja de 0,5% respecto de mayo. Según el Indec, en abril, la contracción de la economía fue del 4,4% interanual y de 1,8% desestacionalizado, y en mayo, de 5,5% y 0,1%, respectivamente.
En la última semana el Indec dio a conocer los datos del Indicador de Producción Industrial (IPI) y de la actividad de la construcción, y ambos mostraron mermas no sólo respecto de igual mes del 2022 sino respecto de mayo. En el primer caso, de 2,3% y 1,3%; mientras que en el segundo, de 2,8% y 1,5 por ciento.
Habrá mucha más recesión por la incertidumbre política, el cepo a las importaciones, mayores restricciones cambiarias, ajuste fiscal, aceleración de la inflación, caída del salario real (Sigaut Gravina)
“En el tercer y cuarto trimestre, habrá mucha más recesión por la incertidumbre política, el cepo a las importaciones, mayores restricciones cambiarias, ajuste fiscal, aceleración de la inflación, caída del salario real y también porque el empleo se empieza a frenar”, afirmó a Infobae Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra. Según él, “es probable que a fin de año el PBI per cápita termine un poco por debajo de fines de 2019, cuando asumió Alberto Fernández como Presidente”. Sus estimaciones indican que el PBI caerá este año 2,5 por ciento.
En la consultora Abeceb también proyectan una contracción del PBI este año de entre 2,5% y 3%, producto de la sequía y del coletazo que esta contingencia (USD 20.000 millones menos de liquidación de exportaciones) generó en toda la economía.
En el caso industrial, por ejemplo, el estudio creado por el economista Dante Sica observa que “las restricciones a las importaciones complicaron mucho la producción y este escenario se fue agravando mes a mes”. La UIA ya lo viene advirtiendo, pero el dato de junio lo refleja con absoluta claridad; y la expectativa es que a partir de ahora la tendencia sea esa, coinciden los analistas de la economía real.
“Por el lado de la industria, vemos mayores restricciones, que ya hoy existen. No sólo AFIP les bajó la Capacidad Económica Financiera (CEF) a muchas empresas, sino que se posterga la aprobación de las SIRA (Sistema de Información de Importaciones de la República Argentina) aún cuando llega el plazo para su ingreso. Esto genera mayor incertidumbre para planificar una hoja de ruta en producción”, contó a Infobae la economista Natacha Izquierdo, al tiempo que agregó que “también el consumo de electrónica o autos, que venía sostenido ante la falta de instrumentos de ahorro, se podría ir desinflando ante la pérdida de salario real más cerca de fin de año”.
Por el lado de la industria, vemos mayores restricciones, que ya hoy existen. No sólo AFIP les bajó la Capacidad Económica Financiera (CEF) a muchas empresas, sino que se posterga la aprobación de las SIRA (Izquierdo)
Fausto Spotorno, economista de Ferreres & Asociados, anticipó que esperan para todo el año una caída del PBI del 3% y proyecyó un tercer trimestre incluso peor que el segundo, “no tan violenta la caída pero sí en cantidad de sectores”. “En el primer trimestre hubo una caída muy fuerte del agro y luego se le fueron sumando otros sectores, trasnsporte, ahora también la industria. La construcción no está tan mal, pero justo se está comparando con un dato muy bueno de junio de 2022. También estamos viendo una caída del consumo que se ve en el rubro comercio, que cayó 3,7%”, detalló Spotorno, quien agregó que recién en el cuarto trimestre podría empezar a estabilizarse la economía.
En materia de actividad manufacturera, un informe de la consultora LCG también pronostica que las trabas a insumos y productos extranjeros se profundizarán y que eso afectará la operatividad de la industria, que caerá en torno al 2,2% promedio anual este año. En el balance del primer semestre, la industria anotó tres meses de crecimiento mensual y tres de caída. Con este resultado, el sector perdió casi todo el crecimiento acumulado durante el principio del año.
«En el balance del primer semestre, la industria anotó tres meses de crecimiento mensual y tres de caída», destacó la consultora LCG (EFE)
Con respecto a la actividad de la construcción, en tanto, si bien en junio se contrajo en 1,5% mensual (segundo mes consecutivo de caída desestacionalizada) y en 2,8% interanual, aún se encuentra 5% por encima de diciembre del año pasado.
“Esperamos un segundo semestre algo más adverso en vistas de una significativa falta de dólares en el Banco Central que genera inestabilidad operativa (importaciones) y financiera (tipo de cambio) y que se conjuga con elecciones presidenciales en el medio. Por lo tanto, no somos optimistas a una mejora sensible de la construcción”, dice el informe de LCG. Aunque recalca que “eventuales subas del tipo de cambio paralelo podrían generar un abaratamiento de los costos en la medida que dicha depreciación supere a la suba de los precios”.
Aporte al crecimiento
“Si bien no llegarán a compensar los números en rojo, los sectores que seguirían mostrando crecimiento son hoteles y restaurantes (treparía 14% en el año, según Abeceb) producto del incentivo al turismo y las dificultades de los argentinos para viajar al exterior; economía del conocimiento, minería y petróleo y gas, sectores mayormente impulsados por drivers internacionales pero que podrían traccionar mucho más si la macroeconomía fuera otra y hubiera reglas claras y estables para motorizar inversiones”, planteó Natacha Izquierdo.