Ramón Valenzuela (54) es personal único de la Escuela 596 en Paraje Galarza, una de las zonas más castigadas por el fuego. Se sumó al operativo para que la llamas no devoren su institución, donde entre 15 y 20 chicos tenían que empezar las clases.
“¡Esto es un desastre!”. Son las primeras palabras que pronuncia un miembro del Ejército argentino mientras pelea contras llamas en Corrientes. ”Paraje Galarza: CAPS, policía, bomberos y nosotros del Ejército tratando de salvar la escuelita. Ya se nos vino todo, tuvimos que evacuar. Se hace imposible, no se puede parar esto’’, -según publica Infobae-.
La escuela 596 ‘’Marcos Galarza’’ sobre la ruta 41, donde asistían entre 15 y 19 alumnos antes de la pandemia, tiene como director a Ramón Valenzuela de 54 años. Es el único tutor a cargo de la educación primaria de los niños de la zona, y además de docente, ofició de bombero como parte del operativo para apagar las llamas.
Comentaba Valenzuela que: “esto no se puede contener. La escuela está prácticamente perdida. No damos abasto. No se ve…nos tapó el humo”, se escucha en uno de los videos filmados.
Luego, el director logró rescatar la institución: ‘’después de 24 horas, pudimos salvar la escuela’’, sostuvo.
En época escolar, Ramón vive en la localidad de San Carlos, a 120 kilómetros de la escuela. Viaja todos los lunes y permanece en las dependencias de la institución hasta el viernes.
El martes, ante la amenaza del fuego a la escuela, decidió participar: ”tenía que colaborar de algún modo. Fue una lucha denodada. El viento cambió e hizo que el fuego avanzara a más velocidad devorando todo lo que encontraba, plantaciones, casas y casi alcanza la escuela. Hoy ya es imposible que se reanude algún foco porque si miras alrededor está todo quemado, negro, el paisaje es desolador. Es muy triste, el estrago ambiental es irreparable”.
Sergio González, docente rural en los Esteros del Iberá, colega de Valenzuela, pero en la Escuela 198, también se acercó a ayudar. “Nunca pensé vivir algo semejante al lado del fuego, con la gente, la flora y fauna. Todo ardía, humo y calor sofocantes. Una cosa es verlo por televisión o los portales web, redes sociales, pero otra es respirarlo. Una más que podemos contar”, expresó.
El día anterior, Ramón preparaba el edificio para por fin retomar la presencialidad en las clases. “El lunes se hizo el acondicionamiento, y mantenimiento de los distintos espacios: vinieron a fumigar, y cortar el césped. A las pocas horas se desató el desastre”, dice.
Los incendios afectaron plantaciones forestales, bosques nativos, pastizales y zonas de humedales en portales de ingreso a los Esteros del Iberá, reserva natural. Hasta el momento, aún permanecen activos distintos focos de gran magnitud.