Visiblemente conmovido, Luis Calandra, fundador del histórico café ubicado en la galería La Favorita, confesó «me llevo las satisfacciones de la gente que me ve y me abraza». Si bien admitió estar en una etapa de su vida donde «debe pensar en estar bien y tranquilo», fue optimista de cara al futuro. «Esto va a pasar y se va a renovar», señaló.
El impacto de la pandemia de Coronavirus sigue haciendose sentir en los negocios con más trayectoria de la ciudad. La irrupción del COVID-19 dio paso a una cuarentena que ya se extiende por más de 90 días y profundizó la crisis que ya sentían muchos comercios.
«Esta pandemia nos agarró a todos mal. Veníamos cumpliendo con los números justos para poder ir sobreviviendo», admite Luis Calandra, dueño y fundador de la histórica confitería Mix, ubicada en la galería La Favorita, que hoy se ve desolada por el cierre de la mayoría de los comercios allí ubicados.
A través de su vidriera, ya no se observan mesas llenas de comensales que elegían la esquina de la avenida San Martín y calle Mitre para disfrutar de un típico café y tostados. Ahora se observan los antiguos utensillos y bazar que el negocio liquida para no seguir perdiendo dinero en la pandemia. «Cuesta liquidar todo esto porque uno se encariña con las cosas», confiesa Luis.
En diálogo con FM La Petrolera, Calandra lamentó que la situación actual haya obligado al cierre del negocio de ya 35 años. «La pandemia nos llevó a cerrar, ya veníamos con los números muy flojos, pero cumpliendo con los sueldos y los alquileres», comenta.
Para él, ahora es momento para pensar en estar bien y tranquilo. «Estoy con mi hijo Pablo que me ayudó toda la vida. Esto va a pasar y se va a renovar. va a renovar. Mi hijo es joven, seguro que va a tomar las riendas de algo que le interese. Y yo siempre tengo la predisposición de ayudar», describe.
«Cinco familias trabajaban con nosotros, hermosa gente. La cocinera tiene 34 años trabajando acá. Con mi esposa fuimos los padrinos de su primer hijo», desanda una de las tantas historias que tuvieron lugar en su negocio.
Aunque para Luis es más que eso. Visiblemente conmovido, recuerda: «Este no era un negocio, era una entrega todos los días. Una entrega linda, de amistades. Acá venían los clientes y sabíamos lo que tomaban, si comían un lomito con lechuga o tomate o si venían a tomar cafecito cortado o liviano. Estabamos dentro de ese juego lindo».
Para Luis lo más importante son las personas, más que clientes, que pasaron por la cafetería a lo largo de su historia. «El negocio tiene 35 años. Se formaron parejas. Luego vino gente con sus nietitos», describe, y asegura: «Yo estaba al frente de ‘Mix’ con mucho cariño».
«Me llevo las satisfacciones de la gente que me ve y me abraza», señala con cierto alivio. Y recuerda cada vez que lo ven y le preguntan si va a volver a abrir. Luis no tiene certezas, como si no creyera en ellas luego del impacto de una pandemia que llegó para cambiarlo todo. No sabe si algún día la familia puede volver a abrir un comercio del rubro gastronómico. Aunque, si asegura que «si Pablo decide abrir, bienvenido sea, yo lo voy a acompañar».
Luis finaliza destacando que desde su comercio siempre fue «sobre todo honesto, acá no se hizo nada de trampa». Y resalta que «no le debe nada a nadie», mencionando que no accedió a ningún préstamos de ninguna índole. Y cierra con la frase que para él, define su trayectoria al frente del a confitería Mix: «Nos vamos como vinimos, trabajando».