Policía en comunidad y en tiempos de pandemia. Sin descuidar su rol primario, el de preservar la seguridad y sostener los controles de acceso al barrio, en Diadema Argentina la comisaría actúa más allá, en contacto pleno con los vecinos; visitando a los aislados; colaborando con acciones solidarias y concientizando respecto a los cuidados para evitar un posible contagio.
El comisario Cristóbal Infante, jefe de la Comisaría de Diadema Argentina adelantó que en el mes de febrero antes de que se oficializara la cuarentena, ya se había puesto en marcha una campaña propia de prevención con folletería sobre el COVID. “Fuímos la primera comisaría en la provincia que advirtió a los vecinos. Esto lo hicimos por decisión propia; nos tomamos el compromiso de ayudar al Hospital, trabajando en red con las Escuelas, el CPB y el resto de las instituciones del barrio”, indicó Diario Jornada.
El jefe de la Comisaría indicó que a la propia iniciativa del personal sumó el interés por “cuidar” a los vecinos durante éste proceso desde el cumplimiento de los horarios de circulación hasta la utilización de barbijos. “Nos tomamos el compromiso de ayudar. Fuimos casa por casa entrevistando a los vecinos aislados por ser positivos o contactos estrechos. No queríamos que se sintieran solos o abandonados. Cuando iba el policía y desde la vereda, le pedíamos que se tome la temperatura y seguir los síntomas para cargar los datos mediante una aplicación en el celular”, expresó el funcionario policial.
“La gente se acostumbró a que una vez por día pasara el móvil. Quizás primero había alguna reticencia, pero después se fueron acostumbrando. Si necesitan víveres se los conseguíamos; hacían las compras, se las retirábamos y las dejábamos en la puerta de la casa. Así los fuimos asistiendo; conversando con ellos y acompañándolos. La mayoría de las personas han quedado conformes con nuestro trabajo”.
El comisario Infante agregó que se prestó apoyo en situaciones de emergencia y que se auxilió a personas con provisión de oxígeno en horario nocturno. “Siempre estábamos preparados porque trabajamos en equipo. En cuanto a elementos, la apechugamos con lo que hay. Compramos guantes, barbijos y alcohol en gel. Tenemos que agradecer al personal de Salud; ellos nos instruyeron y nos cuidaron. Aprendimos muchas cosas sobre la marcha”.
En cuanto al comportamiento de la población en éste contexto de pandemia, el titular de la Comisaría de Diadema lamentó un alto grado de irresponsabilidad en cuando al cumplimiento de las medidas restrictivas. “Si no tomamos conciencia, no vamos a frenar nunca éste virus. Tenemos que ser responsables y entender que no todos los miembros de una familia, pueden resistir. Perder un familiar es un responsabilidad nuestra y significa que no nos cuidamos. Si nos escapamos a la casa del vecino y tomamos mate, los resultados pueden ser dolorosos. Contagiarse trabajando es otra cosa”.
Infante explicó que nunca se “levantaron” los controles de acceso a Diadema. “Desde el 3 de febrero mantenemos los operativos. Sabemos quién va a trabajar y quién tiene que ir al médico. Si no tienen nada que hacer en Diadema, no tiene que venir. Hay que respetar la situación y ser responsables. Al último sospechoso del barrio, le dio negativo el análisis”.
“La institución no la compone una sola persona” afirma el comisario Infante, quien dispone de dos policías por turno y hasta de él mismo, para monitorear a las más cien personas que permanecieron aisladas en Kilómetro 27. “En las comisarías más grandes quizás es más difícil poder hacer éste trabajo y quizás Policía tiene otras obligaciones y otras prioridades. Diadema es un barrio chico que nos permite hacer esto”.
“La comunidad –dijo Infante– colabora mucho, nos comunicamos a través de facebock y la gente llega con mercadería para donar a la Comisaría. Nosotros vamos y entregamos, publicamos la foto para que la gente se quede tranquila”. Pidió enaltecer la labor que prestan las Carmelitas Descalzas en la comunidad de Diadema. “Ellas con su manera de vivir asisten a seis familias porque todos los viernes nos llaman con cajones de verdura y un listado de familias. Se contagiaron y lamentablemente las han maltratado en las redes sociales. Ellas viven su vida y ayudan a la gente, he leído comentarios hablando mal. Deberían conocerlas un poco más”