Los investigadores reclutaron a 305 personas con EAP y las dividieron al azar en grupos de ejercicio de alta o baja intensidad. Una distancia a pie de seis minutos midió la capacidad para caminar. Luego, ambos grupos de ejercicio siguieron un programa en el que se les pidió que caminaran hasta 50 minutos por día, cinco días a la semana, durante un año. Vía Diario El Chubut.
Las personas de alta intensidad caminaron lo suficientemente rápido durante sus sesiones como para causar un dolor moderado a severo a corto plazo en las piernas durante el ejercicio. El grupo de baja intensidad siempre caminó a un ritmo cómodo para evitar cualquier molestia.
Luego, cuando ambos grupos repitieron la prueba de caminata de seis minutos, los caminantes de alta intensidad pudieron caminar unos 38 metros más que antes, mientras que las personas de baja intensidad caminaron casi siete metros menos. Los participantes también se sometieron a pruebas en cinta rodante al final del estudio.
Los deportistas de alta intensidad podían caminar más de tres veces más que el grupo de baja intensidad antes de detenerse, principalmente debido al dolor en las piernas. Los investigadores sugirieron que caminar de mayor intensidad podría estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos pequeños para alimentar los músculos de las piernas privados de oxígeno de los bloqueos arteriales más arriba.
Cabe destacar que siempre es recomendable consultar con un médico.