La bomba electoral: Ausentes, antisistema y voto castigo

La derrota del Frente de Todos (FdT) en las PASO del domingo pasado trae un fenómeno novedoso: nueve puntos de electores menos que en las primarias de 2019. Eso que originalmente era una hipótesis barajada…

domingo 19/09/2021 - 10:48
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La derrota del Frente de Todos (FdT) en las PASO del domingo pasado trae un fenómeno novedoso: nueve puntos de electores menos que en las primarias de 2019.

Eso que originalmente era una hipótesis barajada por la pandemia, en el presente, encierra algunas preguntas. Los primeros análisis indican que quienes no fueron a votar habían optado por la coalición de gobierno en 2019 y ahora están desencantados, según publica El Cohete a la Luna.

La economía doméstica con deudas contraídas para enfrentar el drama del dinero que se escurre, la falta de trabajo o el miedo a perderlo son parte del combo que explica el fracaso de una gestión que no cumplió con el contrato de bienestar pactado con su electorado. Los indicadores de abstención son uno de los reflejos más graves de ese panorama con números semejantes a los de 2001. Expertos en opinión pública consultados por El Cohete señalan que esto es una bomba de tiempo. Las tensiones por la decodificación del diagnóstico y las respuestas para desactivarla precipitaron el infierno de esta semana de crisis política, que hay quien observa como necesaria, bienvenida y bienaventurada.

“La gente enojada o desencantada con el gobierno es la que menos concurrió a las urnas, y es lo que siempre sucede cuando hay descontento con el oficialismo”, dice la politóloga Paola Zuban. “La gente no va a votar porque tampoco quiere votar a la oposición. Son votantes del Frente de Todos. El más de millón de votos que perdió el gobierno en la provincia de Buenos Aires puede estar repartido entre José Luis Espert, la izquierda, voto nulo o en blanco, pero hubo un diferencial muy alto respecto de la elección anterior de gente que no fue a votar.

El abstencionismo fue alto. Y no digo que por eso la elección haya perdido legitimidad, sino que 9 puntos de abstención es una señal de descontento con el espacio que habían votado. Es la famosa apatía o desafección política de la que hablamos desde hace tiempo, pero lo vemos ahora porque apareció una diferencia con números parecidos a 2001, es decir, valores de descontento muy significativos”.

No es la derecha
A criterio de Zuban, el incremento de votos de espacios libertarios es un fenómeno sólo del área porteña y bonaerense con incremento de votos robados mayoritariamente a Juntos. No es que la sociedad se derechizó. “Es un voto castigo al gobierno porque perdió votos, pero eso no significó aumento de los otros espacios. Juntos no aumentó en cantidad de votos lo que perdió el gobierno. Y depende de la jurisdicción, pero creo que ni siquiera ganó votos”.

Esa misma lectura hace Shila Vilker, analista de opinión y directora de Trespuntozero.

—¿Hubo voto hacia la derecha o voto castigo? ¿Cómo leés la apatía?

—Hubo un poco y un poco. Tanto la apatía –que es no asistir a votar–, como el voto castigo –que es votar a otros– o la derechización, que es votar a los Milei de la vida, sobre todo Milei, que es el que más interpeló la sensibilidad antisistema, son modos de castigar. Lo que pasa es que son tres niveles distintos. La apatía es “no quiero votar a la oposición, pero no te quiero elegir tampoco porque estuviste mal”. El voto castigo es el voto a la oposición para que te des cuenta. Derechización es el voto contra vos y la clase política, donde la frase emergente de eso fue “tiemble la casta política”. Tres comportamientos distintos. Los tres impactan en el oficialismo. Pero también hay que mirar a la oposición, porque no sacó un voto más. El oficialismo perdió 19 puntos y la oposición quedó igual que en 2019. No pudo capitalizar un solo punto. Ganaron, les fue bien, pintaron el mapa de amarillo. ¿Tienen que estar contentos? Sí. ¿Tienen que mirar para adentro y pensar por qué no pudieron rascar nada más? También. Deberían estar preocupados”.

Revisar encuestas
Roberto Bacman midió erróneamente las bocas de urna con siete puntos a favor del FdT en provincia de Buenos Aires. Luego del resultado, volvió a mirar las encuestas de campaña para entender qué había pasado. Ahí encontró datos que preanunciaban una desconexión del electorado que no había tomado en cuenta porque no había sucedido anteriormente.

El sociólogo, director ejecutivo del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), explica que en 1995 hubo voto castigo a los radicales con el voto al Frepaso. En 2001, hubo voto bronca canalizado con voto blanco e impugnados. La gente ponía en los sobres salame, jamón, profilácticos, una estampa de San Martín o a personajes de historietas. Estos fenómenos se dieron en los grandes centros urbanos como Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Rosario, Tucumán, Mendoza y Córdoba. La gente votaba con mucha bronca. “Pero esta vez el mensaje fue distinto –dice–. Se dio un fenómeno jamás visto: la ausencia de votantes de un solo partido. La mayor parte de los que faltaron son los votantes del FdT de 2019. Este fenómeno se dio en la provincia de Buenos Aires, centralmente en el Conurbano. También en La Pampa o en Misiones, donde el Frente Renovador de la Concordia no perdía desde 2004. La gente no fue a votar. No es que fueron a votar a otro y castigaron. No fueron. Es un hecho inédito. Y hay que leerlo como señal de alarma”.

—¿Cómo sabe que son votantes del FdT?

—La explicación está en las encuestas con datos leídos de manera errónea. Aparecían bajo una matriz de fidelidad: una porción del electorado que había votado por el FdT aún no definía su voto, contestaba que no sabía o no contestaba. Ese número de indecisos usualmente termina repartido de manera proporcional entre la oferta electoral, pero en este caso no lo hizo: directamente no votó. Creíamos que era un votante en transición, pero esta vez no fue a votar. Este es un fenómeno inédito. Es un universo de 1,1 millón de electores: votos que no están en otro lado. No fueron a Juntos, que perdió 70.000 votos, aunque ganó con el 38%. Un poquito creció Facundo Manes. Un poco la izquierda, un poco otras fuerzas, pero el resto no votó.

¿Por qué no votó? ¿Dónde está el enojo? ¿La foto del cumpleaños?, se pregunta Bacman. Y dice: «No, no nos equivoquemos: influyó la economía, el bolsillo.» El dato también había aparecido como alerta en las encuestas, pero terminó subvalorado por parte del gobierno.

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