El chubutense Pablo Báez será el primer argentino en dar a conocer su marca de cerveza artesanal KM5 con sello comodorense, en el Museo del Louvre en París, Francia en octubre de este año.
La cerveza inspirada en el tradicional barrio comodorense, tendrá un stand en el museo donde está La Gioconda, y participará en un vernissage, la apertura de una exhibición de una artista que reside en París.
La Bière artisanale, de etiqueta con la fauna patagónica, ya es recomendada por la Embajada de la Argentina en Francia dentro de la gama de productos gourmet. “Recetas artesanales inspiradas en cerveceros patagónicos y mendocinos, y savoir faire argentino”, destaca la Embajada de nuestro país en un anuncio de diciembre del año pasado.
La cerveza KM5 se produce en una bodega de un castillo en una zona de viñedos cerca de Burdeos, en el sur de Francia; se distribuye en restaurantes, bares y cavas de la región, y ahora llegó a París donde tienen planes de expandirse en el mercado. Desde el 2018 Bière artisanale KM 5 cultiva su propio lúpulo, hoy cuenta con cinco variedades y produce ocho tipos de cerveza.Parte de la producción de Pablo Báez, el comodorense que expondrá sus productos en el Museo de Louvre.
El tradicional festival de cerveza artesanal de Francia que se realizará en abril, destaca a KM5 como una cervecería “comprometida con el medio ambiente”, emplazada en el corazón de los viñedos de Burdeos. También este año Báez llevará la cerveza KM5 al Salón Internacional de la Agricultura en París.
UNA HISTORIA DE AMOR
En diciembre de 2015, Pablo Báez se radicó en Génissac, un pequeño pueblo rodeado de castillos cerca de Burdeos en el sur de Francia. Había dejado atrás Comodoro Rivadavia y Mendoza, donde trabajó en la industria del vino, y después de una estadía en México, su pareja francesa le pidió regresar a su tierra natal.
Pablo Báez conocía de procesos del vino, no hablaba francés y se embarcó rumbo a Francia “por amor” a su mujer –confiesa- con quien lleva adelante la cervecería cuya marca de identidad evoca el barrio de su infancia en Comodoro Rivadavia.
El comodorense se recibió de licenciado en Seguridad e Higiene en Mendoza, donde trabajó como responsable de prevención de accidentes en Fecovita, que produce 350 millones de litros de vino por año, engloba a 5.000 productores y tiene más de 1.000 colaboradores.
En la provincia cuyana Pablo Báez dio los primeros pasos en la industria de la cerveza artesanal junto con unos amigos, compañeros de trabajo y su pareja. Allí creó su propia empresa que vendió antes de comenzar una nueva vida en Francia.
En Génissac, zona tradicional de viñedos, Báez reparó una vieja sala de fermentación de una bodega donde comenzó a producir cerveza. El pintoresco pueblo francés está emplazado cerca del río Mascaret, donde todos los veranos jóvenes van a surfear una inmensa ola que se forma con las corrientes del océano Atlántico.
El desafío de Báez era consolidar una marca de cerveza que lo representara a él como chubutense y tuviera una historia interesante que contar. Así surgió el nombre KM5 que hoy es un sello de identidad de patagónica en el sur de Francia.
“Hicimos una lista de todos los nombres que tenían algo que ver con mi historia de vida. Y de todos ellos el que más nos gustó, y la historia tenía consistencia era el nombre del barrio donde nací”, contó Báez.
El interés por KM5 fue creciendo en la medida en que los pobladores franceses descubrían que nombraba a un lugar remoto de la Patagonia que muchos de ellos anhelan conocer. “Para los franceses la Patagonia es como un sueño. Un lugar en el mundo allá lejos de todo que algún día quisieran conocer. Les cuento que KM5 es un barrio en la Patagonia argentina sobre el mar, donde los atardeceres son los más hermosos que una persona puede ver”, señaló el productor.
IDENTIDAD PATAGÓNICA
Pablo Báez, pionero en el cultivo lúpulo en la región, descubrió que podía desarrollar diversas variedades aprovechando las especies autóctonas de la costa ribereña. Esto acaparó la atención de especialistas franceses que no tardaron en contactarlo.
“Hay un especialista, que es el más conocido en Francia, al que le encantó mi manera de cultivar el lúpulo y mis ganas de aprender. Yo quería que las universidades de acá empiecen a estudiar la genética del lúpulo para poder crear nuevas especies”, indicó.
Con una historia patagónica, Pablo Báez se hizo conocido en el pequeño pueblo francés donde Chubut es vista como un mundo nuevo por descubrir. Es así que la cerveza KM5 fue acaparando lugares en mercados, salones, festivales, ferias, food trucks, bares y restaurantes en el sur de Francia.
El mercado de la cerveza artesanal se encuentra en plena expansión en Francia y otros países de Europa. En las afueras de París se realizan festivales de artesanías, música y gastronomía que convocan a entre 4000 y 5000 personas.
“El francés apoya mucho al comercio local. En la actualidad cada vez hay más demanda de cerveza artesanal. Las cervecerías chicas ya se están volviendo grandes. Empezás a ver sus cervezas en los supermercados o en casi todos los bares. La mayoría ya tiene su bar propio”, mencionó el chubutense.
Al día de hoy Pablo Báez combina su emprendimiento cervecero con su afición por la historia local y el mundo del arte. Génissac pareciera ser uno de esos pueblos tradicionales franceses que resisten el paso del tiempo.
El productor chubutense organizó una exposición de fotos de las décadas del ´20 y el ´30 con material que le proporcionó un poblador de la región. Y ahora Báez, quien sigue innovando, tiene en mente abrir un restó con un espacio de exposiciones para artistas argentinos.
Fuente: MetaData noticias