Jugar con lo nuestro

«He dicho asombro donde otros dicen costumbre». Esta frase de Borges viene como anillo al dedo para intentar comprender porque algunos dirigentes de  entidades deportivas(excluyentes en prácticas futboleras) siguen gastando lo que nunca tendrán, se…

lunes 16/07/2012 - 12:00
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«He dicho asombro donde otros dicen costumbre». Esta frase de Borges viene como anillo al dedo para intentar comprender porque algunos dirigentes de  entidades deportivas(excluyentes en prácticas futboleras) siguen gastando lo que nunca tendrán, se esfuerzan en incorporar cada temporada una cantidad de “refuerzos” a pedido del entrenador de turno (que a veces no llega a fin de contrato), ceden ante los llamados “hinchas que hacen el aguante en cualquier cancha” y, sin consultar a los verdaderos dueños como lo son los socios, declaran ante quien se le cruce que “la meta es ascender”.

Hoy el fútbol—y el nuestro de cada dia no está ajeno—ha pasado a ser una puja constante de palabras y en ese juego ganan adhesión los que mejor memorizan el diccionario.

Si tal vez hubiese un sinceramiento en una gran mesa, donde estén los que le dan vida en serio al fútbol y no los que le colocaron un respirador artificial, la cosa sería distinta. A lo mejor los incansables dirigentes decidirían jugar un par de torneos con lo que tienen en sus clubes, darle minutos a sus propios jugadores, jerarquizarlos, y luego si evaluar en una segunda etapa los que demuestren ser aptos para la mediana competencia ser acompañados por lo que se denominan “refuerzos”. Se ahorrarían dineros importantes que podrían ser destinados a obra edilicias, a fomento de divisiones formativas, a intercambios con otros clubes zonales, a mejorar instalaciones y mas. Pero claro, aún no se escribe en esta nota la tan temida palabra; RESULTADO…

Cuando se miran con mas miedo las tablas de posiciones y no las que sostienen andamios para mejorar las instalaciones, todo se desvirtúa. El dirigente cede ante los que “aprietan” para que el club sea Campeón, para que se juegue en torneos nacionales, para que como sea la noticia los involucre(no importa si en la sección deportiva o policial), cede por miedo, por costumbre, por connivencia, por convencimiento, por…

Entonces se firman contratos que no se sabe la mayoría de las veces como se pagarán, se compromete a jugadores sin antes tener al Cuerpo Técnico, ante la proximidad de elecciones en algunos clubes la seducción a los votantes pasa solo por las promesas de planteles “competitivos”. No se escucha a candidatos que cuantifiquen ladrillos, pero si “refuerzos” o Técnicos que van a contratar si obtienen el respaldo eleccionario.

Todo esto es peligrosamente alentado por cierto periodismo que, como decía Dante Panzeri citando la embriaguez cultural, se da en el marco de  «El conflicto entre los que saben y no saben decir, y los que mienten pero saben hablar para quienes no saben». Ese periodismo tiene una tendencia mezclada de rebeldía juvenil y desesperación por el impacto público, sin importarle su veracidad.

Entran a jugar en esta perversión lúdica entonces algunos orientadores tácticos que solo acceden a hablar de proyectos si los dirigentes acceden a traer a tal o cual jugador. Entonces la pregunta surge inevitable; ¿el proyecto debe ser dirigencial o del entrenador de turno?. ¿Los directivos deben tener un proyecto y contratar al entrenador que se adapte al mismo?. ¿O el proyecto es del entrenador y los dirigentes deben enfermarse de imsonmnio para conseguir lo que ese entrenador pide en nombre de su proyecto?. En este caso, periodistas y entrenadores tenemos mucho en común, se cultiva fácilmente el autoengaño de la genialidad.

Para que haya futuro hay que volver al pasado. Jugar con lo nuestro. Dejar de endeudar aún mas a los clubes. Privilegiar instalaciones. Obras.

Un dirigente en serio y serio no puede arrodillarse ante quienes desafiante le dicen cara a cara(sin mostrar su identidad como socio del club) “Fierita, somo lo ma grande.Este año traé mas jugadores que pongan huevo loco.Tenemo que sali campione…”.

Quedó demostrado que dándole rodaje a jugadores locales y, con un mínimo de foráneos, se puede llegar lejos. Se logra alcanzar metas. Como sostenerse es motivo de otro espacio de análisis.

Basta de escuchar a jugadores declarando ante un resultado no positivo “El que paga la entrada tiene derecho a insultar”. ¿Qué sociedad civilizada acepta esto?. Basta de aquello de “Pongan huevo…”. Se gana con juego.Jugando. Para eso se es jugador. No hueveador.

Aún se está a tiempo de reflexionar y tomar la mejor decisión. No se deben impulsar antiguas políticas que cuando fracasan y no cierran los números, terminan golpeando las puertas del Estado para salvar lo insalvable.

Aunque la dijo el creador de la Liga Nacional de Basquetbol, el Gran León Najnudel, esta frase aplica a todos los deportes y mas aún por lo que se está viviendo en Comodoro Rivadavia ante el inicio del Torneo Argentino B de Fútbol; “NO JUEGA EL QUE QUIERE SINO EL QUE PUEDE”.

Por Ricardo Scazzino

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