La «tormenta» pasajera que el presidente Mauricio Macri anunció está generando más destrozos de los esperado. Así lo interpreta el economista José Luis Espert: si la situación económica sigue tan inestable como en el primer semestre, el año terminará con un 40% de inflación y un 80% de devaluación.
En una entrevista radial, Espert analizó la situación actual y lo que resta hasta llegar al 10 de diciembre de 2019: «Lo que se discutirá en los próximos 15 meses no es ni la hiperinflación ni un 2001, pero sí Argentina puede tener una corrida como la de mayo donde el dólar subió muy fuerte. De todas las calamidades de las que se habla, yo no descartaría un suceso donde el dólar pueda pegar otro salto».
«Mi sensación es que cuando el INDEC informe la inflación de agosto acumulada en los últimos doce meses, la misma va a estar arriba del 32%. De manera que el Gobierno va a necesitar ir al Fondo a negociar cómo corregir esa desviación del acuerdo», remarcó. En este sentido, pronosticó : «En 2018, año de gran devaluación, no descartaría que la inflación llegue a tocar el 40% que alcanzó en 2016 y 2014, con un piso en 35%».
«2018 es un año de fuerte devaluación y que de no ocurrir una nueva disparada del dólar como la que se vivió en mayo y junio, el billete verde va a finalizar el año en un promedio entre $ 32 y $ 34, lo cual arroja un aumento del 80% respecto al 2017», pronosticó.
En diálogo para el aire de radio Continental, Espert tampoco descartó una renegociación de la deuda externa por falta de pago: «Para que no crezca la deuda necesitamos un superávit de 3,5%. Hay motivos para que haya dudas sobre si Argentina va a necesitar una reestructuración de la deuda».
«Se habla de que al Gobierno le faltan 7.500 millones de dólares para financiarse hasta fines de 2019 y en realidad lo que necesita son 35.000 millones de dólares, en un contexto en el que los mercados están cerrados. Argentina tiene un desafío formidable hacia delante. Más allá de las necesidades de equilibrar las cuentas y salir de la crisis deficitaria, además de reducir el gasto público tiene que bajar impuestos para darle algo de aire al sector privado. Pero con esta situación fiscal va a ser difícil que bajen los impuestos», cerró.