Crece la preocupación de que una rama local del grupo Estado Islámico pueda dirigirse a las multitudes fuera del aeropuerto de Kabul con ataques terroristas kamikazes o disparar misiles contra aviones estadounidenses.
En los últimos días, los aviones militares realizaron aterrizajes en espiral y otras aeronaves han disparado bengalas al despegar, ambas medidas utilizadas para evitar ataques con misiles.
La amenaza viene de parte del Estado Islámico de Khorasan, también conocido como IS-K o ISIS-K, una rama autoproclamada del grupo terrorista que surgió por primera vez en Siria e Irak.
El gobierno estadounidense expresó que está trabajando las 24 horas para rescatar a los estadounidenses y a aquellos que ayudaron a las fuerzas estadounidenses a salir de Kabul, pero que la situación de seguridad en el terreno es compleja dada la presencia de grupos como ISIS-K.
“Sabemos que algunos terroristas podrían tratar de aprovechar la situación”, sostuvo el presidente Biden el domingo en una alocución televisada desde la Casa Blanca sobre este operativo. “Sigue siendo una operación peligrosa”.
“La amenaza es real. Es aguda. Es persistente. Y es algo en lo que nos enfocamos con cada herramienta de nuestro arsenal”, agregó por su parte Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, en declaraciones a CNN el domingo.