Ahmadinejad inauguró hoy su primera central nuclear, Bushehr, construida por ingenieros rusos a orillas del golfo Pérsico. Ya se comenzó con la carga de combustibles, mientras el mundo cuestiona el uso futuro del uranio enriquecido
El director de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi, y el jefe de Rosatom, Serguéi Kirienko, asistieron a la ceremonia oficial de puesta en marcha de la planta, que cuenta con el beneplácito del OIEA.
Irán y Rusia mantienen que Bushehr únicamente está destinada a generar electricidad y que sus instalaciones no pueden ser utilizadas con fines militares.
Esta es la primera estación de energía nuclear de Irán, un proyecto de 1.000 millones de dólares, cuyo reactor recibirá uranio enriquecido procedente de Rusia, quien se quedará con las placas ya usadas que podrían ser ocupadas en la fabricación de plutonio para arsenal nuclear.
El evento es un hito en el intento de Teherán por adquirir la tecnología que según dice reducirá su alto consumo de combustibles fósiles, permitiéndole exportar más de su petróleo y gas y preparándose para el momento en que sus reservas minerales se agoten.
Países occidentales se preguntan por qué Irán quiere enriquecer uranio en su territorio cuando, tal como lo demuestra Bushehr, no necesita el material para estaciones de energía.
Diplomáticos señalan que la planta de Bushehr, supervisada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA por sus siglas en inglés), no está ligada al presunto programa secreto de enriquecimiento de uranio iraní, lo que no ha impedido que Washington haya expresado su alarma por la inauguración de hoy.