El Ministerio de Economía debutó ayer con su primer informe semanal de inflación con la intención de ir generando expectativas a la baja. La idea, inspirada en prácticas de la inflacionaria década de los ´80, fue comunicada por el viceministro Gabriel Rubinstein, quien apenas conocido el dato de inflación de agosto posteó en sus redes sociales un comunicado en el que advirtió que también en septiembre, por el efecto “arrastre”, el IPC anotará otra fuerte suba. Informó Infobae.
En el detalle semanal difundido ayer, el funcionario aseguró que en la primera semana del mes la inflación “fue cediendo”, aunque admitió que mantiene en un nivel alto. Ese nivel, según analistas privados, podría llegar a un máximo de 15% mensual, si bien no cierran la puerta a que, en el caso de que se plancharan los precios hacia la segunda parte del mes, el índice se ubique en más de 1 punto por debajo de agosto.
En cualquiera de los dos escenarios, la información oficial dista de ser alentadora. Bajo la premisa de remarcar que “la inflación semanal está en descenso”, el primer informe que, según Rubinstein, ya se hacía en Economía pero no se difundía como se empezará a hacer ahora, se explicó que “luego de un pico de inflación semanal estimado del 4,8% en la tercera semana de agosto, registro muy influenciado por la devaluación del día 14/8/2023, la inflación semanal fue cediendo”. En ese sentido, aseguraron que, durante la primera semana de septiembre, la suba de los precios se ubicó en 2,1% según esa medición alternativa.
Analizados por economistas independientes, esos datos resultan sólo parcialmente alentadores. También pueden derivar en un nuevo registro récord, sin contar los datos de períodos de hiperinflación. Según la proyección de Sebastián Menescaldi, director de la consultora EcoGo, “la inflación esperada en septiembre, dada la información de oficial Política Económica implica un arrastre de 9%. Si se repite el promedio de agosto, se va a 15% y si el promedio es el de julio va al 11%”, explicó. Por lo pronto, al menos en la categoría alimentos, durante la primera semana del mes, los precios crecieron 2,1% (en línea con el nivel general que se señaló desde la Secretaría de Política Económica que conduce Rubinstein), con lo que acumulan una suba de 14,5% respecto a 4 semanas atrás.
La categoría alimentos y bebidas, la de mayor ponderación en el índice, fue precisamente la que lideró la suba de la inflación durante el mes pasado. Según informó el Indec, “la división de mayor aumento en el mes fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (15,6%), producto de la suba en Carnes y derivados y Verduras, tubérculos y legumbres”. El precio de la carne, que tiene una incidencia determinante en el índice de inflación por la alta ponderación otorgada, se produjo no sólo por la devaluación post PASO sino que la escalada se había iniciado en las semanas previas, incluso hacia fines de julio, cuando el Gobierno dispuso un tipo de cambio especial a $340 para la exportación de economías regionales, entre las que incluyó el maíz. Se encareció así uno de los principales insumos para la producción vacuna (el alimento para los animales), lo que derivó en una primera escalada en los precios.
Tras las elecciones primarias, el Banco Central aplicó la fuerte corrección en el precio del dólar, que derivó en una segunda ola de aumentos ya no sólo de alimentos aunque fueron, claramente, el rubro más impactado.
Le siguió Salud (15,3%), también con un fuertísimo ajuste principalmente por los aumentos en medicamentos Para este mes, también quedaría un ajuste por digerir en ese sector, no sólo por el valor de los remedios sino también por el peso que tendrá el aumento de las cuotas de las prepagas, a las que se les habilitó la suba prevista para este mes antes del congelamiento por 90 días.
Finalmente, el pedio se completó con la categoría “Equipamiento y mantenimiento del hogar”, con 14,1% de suba.