La variación del IPC desde enero de ese año superó el 1600%, pero muchos bienes subieron bastante más que ese aumento promedio en este período, al llegar a un 3600%; los economistas privados explican el fenómeno por la falta de políticas correctas en los últimos gobiernos para combatir la suba de los precios.
Hoy con $ 1 ya no se puede comprar ni un caramelo. En el kiosco, el más barato cuesta el doble. Pero diez años atrás, aunque ya era difícil, todavía el consumidor podía encontrar algunos productos a ese valor, o incluso algo menos. Podía, por ejemplo, acceder a dos turrones o dos chupetines Pico Dulce; también a dos alfajores Guaymallén; o tres cigarrillos sueltos, o un helado de palito de agua. Con una moneda, también era factible comprar una banana o una manzana en la verdulería, o un antifebril en una farmacia. Pero si algo caracterizó a la Argentina en la última década es su proceso de inflación permanente, con un piso de 20% qu,e en los últimos dos años, se elevó al 50% anual. ¿Qué pasó entonces con esos productos que en 2010 valían $ 1? ¿Cuánto cuestan hoy?
De acuerdo con un relevamiento propio de los productos seleccionados para hacer la comparación, la mayoría aumentó más que el Indice de Precios al Consumidor (IPC), que superó el 1600% en los últimos diez años. Pero el IPC es un índice que contiene diversos rubros, entre bienes y servicios, por lo que no es tan lineal. Lo cierto es que muchos artículos, y especialmente alimentos, subieron bastante más que la inflación.
La comparación se hizo tomando en cuenta las cifras del IPC Congreso -mientras el kirchnerismo manipulaba los datos del Indec- y las estadísticas oficiales a partir de 2016.
Es el caso, por ejemplo, del paquete de seis galletitas Club Social, que valía $ 1 hace diez años y hoy se encuentra en los supermercados a $ 84,90. O el turrón, que valía 50 centavos en 2010 y hoy cuesta $ 18,90 en algunas cadenas de supermercados. En este caso, la suba fue del 3.680%. La misma evolución tuvo el precio del alfajor Guaymallén, que suele ser el más barato del mercado. De poder comprar, hace una década, dos por $ 1, hoy cada unidad también cuesta casi $ 20. Lo mismo sucedió con algunos artículos de librería, como por ejemplo un sacapuntas de plástico, que costaba 60 centavos en 2010 y hoy vale $ 22. Vale aclarar que los valores son de referencia, ya que hoy existe una fuerte dispersión de precios producto de la alta inflación.
Otros productos relevados subieron entre 1.500% y 2.000%, en línea con el IPC acumulado en diez años. Es el caso de algunas frutas, como la banana o la manzana; una medialuna, que pasó de valer $ 1 a $ 20; o un sobre de Bayaspirina C, que trepó de $ 1 a $ 15 en la última década. El helado de palito de agua Popsy Frutal de Frigor era el único que todavía podía comprarse con una moneda en 2010, pero este producto también fue uno de los que superó ampliamente la inflación acumulada, ya que cuesta $ 25 en un kiosco (subió 2.400%). En tanto que el chupetín Pico Dulce, que salía 50 centavos diez años atrás, hoy vale $ 10, es decir que registró un alza del 1.900 por ciento.
“Fue una década de retroceso, no sólo porque la inflación superó el 1500% en la década, sino porque estamos cerrando el período con una inflación mucho más alta de la que teníamos en 2010. Es un fenómeno que se viene profundizando; en 2003 teníamos una inflación menor al 5% y el PBI crecía a una tasa superior al 8%. De a poco, se fueron deteriorando ambos aspectos”, aseguró ante la consulta de Infobae el economista Guido Lorenzo, de la consultora LCG. Y agregó: “Lamentablemente, volvimos a la inflación promedio desde que se creó el Banco Central, cuando en el mundo este fenómeno no es problema. Hay estudios que demuestran que la inflación, una vez que alcanza determinados umbrales, es menos probable que baje. Por otro lado, hay umbrales de inflación que afectan por diversas vías al crecimiento y ya hemos superado esos guarismos”.
A su vez, el economista de EcoGo, Federico Furiase, consideró que “una manera de resumir el fracaso en materia de inflación en la última década tiene que ver con la persistencia en la inconsistencia monetaria y fiscal en lo que tiene que ver con señales de precios relativos”. El analista repasó lo sucedido en los últimos diez años y lo dividió en dos etapas: entre 2011 y 2015, “hubo una política fiscal inconsistente, con un aumento del gasto público y del déficit fiscal financiado con emisión monetaria que deterioraron la hoja de balance del BCRA, lo cual generó inflación reprimida y una suba de precios inercial de más del 20%. Además, al usarse el dólar y las tarifas como ancla, eso fue complicando los equilibrios macro económicos básicos generando distorsiones de precios relativos e inflación reprimida», recordó Furiase.
De hecho, cabe recordar que para 2010 el Indec intervenido por la Secretaría de Comercio Interior informó que el PBI creció el 9,2% y que la inflación fue del 10,9%. Pero ese mismo año, un grupo de universidades públicas le elevó al Gobierno un informe que afirmaba que las estadísticas oficiales no eran confiable.
En los primeros dos años del gobierno de Mauricio Macri, según Furiase, se apostó por una política que intentó corregir el atraso de precios moviendo el dólar y las tarifas pensando que no iba a tener efecto inflacionario, y al mismo tiempo sin corregir el déficit fiscal, con un más deuda y sin una política monetaria exigente. «Eso fue generando distorsiones en términos de un déficit de cuenta corriente de 5% del PBI en 2017, que dejó a la economía muy expuesta a un cierre de mercados internacionales de capitales y a una devaluación que se terminó dando y que terminó generando aceleración inflación, crisis cambiaria y crisis de deuda”, enfatizó.
Fuente: Infobae.