Sea por la urgencia del ajuste o por convicción, Iguacel está desarmando todo el esquema de política energética implementado por Aranguren. En un primer momento, echó por tierra la famosa «tablita» del ex ejecutivo de Shell: el sendero creciente del precio del gas en boca de pozo que debía subir a 5,26 dólares el millón de BTU a partir de octubre. Para amortiguar el impacto de la devaluación en las tarifas, bajó en un 20% el precio del gas pagado a las usinas termoeléctricas, mientras que el valor de boca de pozo pasaría a costar en torno a los 4 dólares.
Hecho esto, el nuevo secretario de energía ahora está analizando recortar los extraordinarios subsidios que se pagan a la producción de shale o tight gas en la Cuenca Neuquina y que benefician especialmente a Tecpetrol, la petrolera del Grupo Techint.
El incentivo establecido en la Resolución 46 consistía en fijar un precio de 7,50 dólares el millón de BTU para el año 2018, 7 dólares para el 2019, 6,50 para el 2020 y 6 dólares para el 2021, último año del programa. Se trata de más de 3 dólares por encima de lo pagado al conjunto de la industria local, diferencia que el Estado ya no está en condiciones de cubrir ante la ambiciosa meta de déficit cero propuesta al FMI.
«Lo estamos estudiando. La idea es moderar el impacto en el déficit, pero aún está bajo análisis y no tenemos nada definido», afirmaron a La Política Online desde la secretaría de energía.
Sucede que ante el desempeño récord de Vaca Muerta -que en el mes de julio tuvo un incremento interanual del 192,7% en el segmento shale gas- el porcentaje de producción alcanzado por el subsidio crece mes a mes. El gas no convencional ya representa el 35,5% de la producción total de todo el país, lo que si bien es una gran noticia, también significa una mayor erogación por parte del Estado.
Sólo en julio, la petrolera de Paolo Rocca se llevó unos 22,3 millones de dólares, lo que representa más de la mitad de los subsidios totales que desembolsó el Estado Nacional. «Siendo muy prudentes, podemos decir que los 7,5 dólares por millón de BTU de la Resolución 46 les da una muy buena rentabilidad», ironizó el responsable del Departamento de Energía de la UIA Alberto Calsiano.
«Pero hay que reconocer que fueron los que hicieron la inversión más importante en toda Vaca Muerta. De los 30.000 km2 que tiene toda la formación, Tecpetrol en sólo 180 km2 que son los que tiene el yacimiento Fortín de Piedra, pasó a producir arriba de 8 millones de m3 por día y se calcula que en 2019 llegarán a 17 millones de m3 por día. Es un incremento notable si se considera que recién empezaron a operar en enero de 2017», explicó.
El problema es que si estas estimaciones se concretan, los subsidios cobrados por Techint alcanzarían la suma de 670 millones de dólares en 2019. Esta cifra equivale al reciente recorte de reintegros a la exportación para todo el 2019 o a la construcción de 10 parques eólicos de 100 MW de potencia cada uno.
«No se puede pensar en una Vaca Muerta a puro subsidio como un festival de plata girada a petroleras. La política de subsidios tiene que ser una herramienta provisoria hasta que se alcanza cierto desarrollo técnico. Lo que planteaba Aranguren además de infantil era fuertemente corporativo», había indicado el ex secretario de energía Jorge Lapeña cuando pidió que se revise esta política hace más de un mes.
Es que el monto del subsidio cobra mayor relevancia luego de que la propia secretaría de energía publicara que el precio de equilibrio en Vaca Muerta se encuentra en los 3 dólares el millón de BTU y que «los pozos en todas las ventanas ofrecen retornos por encima del 20%».
Como contraparte, existe temor sobre las consecuencias que una medida semejante tendrá en los nuevos proyectos que contemplaban las compañías. «Esto es un cambio en las reglas de juego que supondrá un decrecimiento en las inversiones en Vaca Muerta y una demora en los planes de expansión», subrayó el analista de mercados Francisco Uriburu.