Si bien cada vez son más las actividades económicas habilitadas en el resto del país, gobernadores advierten que se reactivó la producción pero no el consumo. A su vez, la centralización del IFE al AMBA y Chaco encendió alertas por «previsibles consecuencias sociales y también políticas».
Los gobernadores se encuentran muy preocupados por el derrumbe del consumo que se está viviendo en sus provincias pese a la reactivación de la economía en las líneas de producción.
La limitación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y Chaco por el endurecimiento de la cuarentena dura, disparó las alertas.
Por caso, desde Córdoba, diario Alfil describió: «Las actividades pueden que se hayan flexibilizado, pero la economía no ha tomado nota de esta novedad. El consumo no es el mismo que antes de la pandemia y tampoco los nuevos hábitos urbanos. Además, existen rubros importantes (gastronomía y entretenimiento, por ejemplo) que continuarán vedados por un buen tiempo. ¿Por qué no continuar extendiendo, por lo tanto, el IFE a todo el país, tal como lo fue hecho en sus versiones anteriores?
Hay algunos datos que Fernández debería conocer antes de homologar la flexibilización con reactivación. En abril, la caída interanual de la actividad fue del 25.7%, en tanto que mayo verificó unos 23 puntos negativos. Para junio las cosas tampoco pintan bien. Ni siquiera en la debacle de 2001 y 2002 la economía cayó tanto. Las dimensiones de la catástrofe tal vez varíen según la jurisdicción de que se trate, pero sin dudas es una pandemia nacional, que está lejos de discriminar los límites interprovinciales.
El asunto preocupa, ciertamente, a todos los gobernadores. Sin el IFE, numerosas personas todavía impedidas de trabajar o que directamente han perdidos sus fuentes laborales, deberán arreglárselas como puedan. Los gobiernos provinciales no podrán hacerse los desentendidos frente a una situación para la que, simplemente, no tienen los recursos suficientes. Al igual que lo que ocurre con los subsidios al transporte, la Nación economiza con el interior lo que no se atreve a racionalizar en el AMBA».
Dicho medio agregó: «Es posible que sea este otro aporte al distanciamiento político (y que en absoluto estaba determinado) entre Juan Schiaretti y el presidente. A la inconsulta decisión de expropiar Vicentin, se le suman ahora las restricciones en el IFE, que apenas se morigerarían si no se excluyese, como alguna información especula, a la ciudad de Córdoba. Es inevitable leer el mensaje en clave de incentivo inverso: las jurisdicciones que mejor avanzaron contra el Covid-19 son castigadas con el retiro de los paliativos de emergencia… ¿de qué vale el haber hecho las cosas bien?».
«Dejar el IFE sólo para las áreas en cuarentena es un gran error con previsibles consecuencias sociales y también políticas. Puede que, urgidos por otras clases de ayuda, los mandatarios del interior callen tácticamente ante esta nueva inequidad pero que, en un futuro próximo, probablemente facturen este nuevo desaire a quien que se había comprometido a gobernar con ellos y que, hasta el presente, lejos está de haberlo hecho», remató.
En tanto, La Voz del Interior tituló: «Schiaretti, preocupado por la economía que viene».
El gráfico mediterráneo puntualizó la urgencia del gobernador por renegociar la deuda por parte de Nación para luego resolver con bonistas sus obligaciones:
«El mandatario cree que habrá un repunte económico cuando se levante la cuarentena, aunque esa reactivación demorará varios meses para estar a los niveles de febrero, cuando la situación del país ya era complicada. Hay un eje de acción que concentrará los esfuerzos de la Provincia en los próximos meses: reperfilar la deuda una vez que haya un acuerdo entre la Nación y los bonistas extranjeros.
Schiaretti está convencido de que podrá resolver rápido esta cuestión que le urge, ya que entre el 27 de julio y el 1 de septiembre tendrá que desembolsar casi 3.400 millones de pesos en vencimientos. Como estos compromisos son muy cercanos en el tiempo, en el Centro Cívico no creen que lleguen a ingresar en una eventual reestructuración.
El gobernador considera que un paso importante para ayudar al repunte de la economía es un “buen acuerdo” de la Nación con los bonistas. Ello pese a que todo indica que ese arreglo será parcial, no con todos los acreedores externos, lo cual sería una mala noticia para todas las provincias».
Sin dudas, si Nación no puede continuar con ciertas asistencias por limitaciones presupuestarias, tendrá que acelerar el acuerdo con bonistas para permitir a gobernadores renegociar sus deudas, que le permita luego volcar fondos para amortiguar el impacto de la recesión por coronavirus.
Fuente: Urgente24