Lo que se pone en juego: dos proyectos de país. El impacto de las PASO, lo que vino después. Premios y castigos en las urnas. Los legados de Macri, cuatro años devastadores. La campaña de Alberto Fernández. Vistazos sobre el Congreso, Buenos Aires, la Capital.
Más de 33.800.000 argentinos están en condiciones de votar durante este super domingo. Formarán el padrón único para elegir presidente y vice de la Nación.
La mitad de los diputados nacionales y un tercio de los senadores serán elegidos por los pobladores de las respectivas provincias.
También se renuevan las gobernaciones de Buenos Aires, Catamarca y La Rioja, tanto como la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) determinaron un escenario inesperado en Nación y Buenos Aires, producto de las enormes diferencias obtenidas por las fórmulas del Frente de Todos (FT) respecto de las oficialistas de Juntos por el Cambio (JpC). Aquel batacazo condicionó lo sucedido desde entonces y los vaticinios para hoy.
Sería otra sorpresa, un cisne negro en sentido inverso, que la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner no llegara a la Casa Rosada hoy mismo sin necesidad de segunda vuelta. Tal la ilusión de sus adversarios Mauricio Macri-Miguel Pichetto. No sueñan con quedar primeros sino por perder por 9,9 puntos sin que el FT llegue al 45 por ciento. Llegar a la segunda vuelta con la lengua afuera, una sola provincia de PRO y un Congreso muy adverso.
Según las percepciones extendidas en el Agora, en las encuestas, en todo el país y hasta en Washington es irremontable la diferencia de más de 17 puntos. Todo indica que AF-CFK vencerán por más de 10 puntos de diferencia y superando el 45 por ciento de los votos positivos emitidos. Es decir, acumulando las dos maneras de imponerse estipuladas en la Constitución, aunque solo le hace falta lograr una.
Claro que una cosa son los pronósticos y otra los votos… prevención que se formula esta sola vez pero vale para toda esta nota.
Premios, castigos, desempeños: Las PASO premiaron a la reunificación del peronismo, al brillante y generoso enroque decidido por Cristina mientras castigaron a la desoladora gestión del presidente Macri. Este conservó un núcleo firme de adhesiones.
Desde el 12 de agosto Macri fue más Macri que nunca: siguió gobernando pésimo e inventó un nuevo formato de campaña.
Creativo en el juego que mejor sabe y más le gusta, innovó con actos masivos, algunos muy concurridos como los de Buenos Aires y Córdoba. Las recorridas se intensificaron en bastiones propios, desechando o relegando distritos menos favorables. La táctica de fidelización tal vez mejore algo sus guarismos en la CABA y en Córdoba sin alterar las tendencias demarcadas.
Por otra parte, las millones de ciudadanos perjudicados por la política económica u opuestas a las prácticas de un gobierno de derecha conservan intactas o acentuadas las motivaciones que las llevaron a plebiscitar a Alberto Fernández.
La campaña del FT, fiel a la consigna “equipo que gana no cambia”, sostuvo los ejes de las PASO. El presidenciable en el centro de la escena, Cristina Kirchner colaborando en paralelo sin opacar.
Merced a un consenso amplísimo “Alberto” fue tratado como el potencial presidente por las dirigencias argentinas (sindicales, de organizaciones sociales, empresarias), por el establishment económico, hasta por el FMI. Las leyendas del nuevo Cámpora y o del Chirolita de Cristina no incidieron en la conducta de jugadores de variado pelaje.
Desde agosto Fernández transitó todo el país, esmerándose para fortificar con su presencia territorios o ciudades donde su coalición pinta como menos fuerte. El cierre en Mar del Plata es una muestra.
Terceros en discordia y voto útil: El sufragio universal y obligatorio combinado con la cultura política de los argentinos garantiza elevados niveles de participación. El presentismo en agosto superó el 76 por ciento, es frecuente que la cifra se eleve en las elecciones generales. El macrismo apuesta a un aluvión de nuevos votantes y que casi ninguno se incline por el FT. Factible lo primero, en cierta proporción. Lo segundo da la impresión de ser ilusorio.
De todas maneras hay posibilidades de aumento de la polarización entre FT y JpC. Rasguñaron entre ambos el 80 por ciento en las PASO; puede que ahora su ración de la torta sea mayor. Los damnificados, en ese supuesto, podrían ser Roberto Lavagna, Nicolás del Caño, José Luis Espert o Juan José Gómez Centurión. Todos reafirman identidad y, tras la goleada en las PASO, resignifican el clásico concepto de “voto útil”. Macri ya fue, arguyen a coro aunque con tonadas distintas, lo urgente es configurar la oposición al peronismo.
Aunque enuncien ambiciones mayores, para ellos sería buen logro conservar los caudales de las PASO, resistiendo la fuerza gravitatoria del peronismo y del macrismo. Si mantuvieran sus porcentuales sería buena noticia para Alberto Fernández porque Macri necesita crecer a expensas de otros partidos. Los más expuestos a ese potencial avance, imagina uno, son Espert y Gómez Centurión, dos talibanes de derecha cuya diferenciación respecto del Gobierno está puesta a prueba.