En la victoria del Barcelona ante Osasuna, el delantero montó una conmovedor tributo al ex capitán de la selección argentina, que murió a los 60 años. Los secretos del reconocimiento que dio la vuelta al mundo.
El museo de Messi es Disney. Un futbolero pagaría para dar un paseo por ese sector exclusivo en su casa en Castelldefels. Tiene camisetas de todos los personajes. Está plagado de modelos de números 10 que él usó en la Selección. Hay una de Valencia con el nombre de Pablo Aimar, su ídolo de chico. Otra de su amigo el Kun Agüero en el City. Está la de Di María, aunque sea blanca y del Real Madrid. Y hasta una de Pinola en Rosario Central… Hay seis Balones de Oro y 54 pelotas -muchas dedicadas- por los días que ha hecho tres goles. Se repiten las medallas. Y las réplicas de las Champions que ganó. Allí estaba bien guardada -sin que se filtrara en ninguna foto o video- la camiseta que Maradona usó en Newell’s en el 93. Lo recordó Messi el sábado por la noche -como confiesan desde su círculo íntimo- cuando decidió su homenaje personal a Diego, publicó Infobae.
Él fue su gran inspiración. Es más, cuando Leo gambeteaba apenado por sus problemas de crecimiento, un día el médico que lo trataba lo arengó con una frase que le quedó marcada: “Vos vas a ser más alto que Maradona”. Al final lo pasó por 5 centímetros… Leo igual nunca buscó competirle ni mucho menos. Lo admiró siempre y hace tiempo estaba preocupado por la salud de Maradona. Por eso agarró ese viejo modelo de los días que miraba a Newell’s como hincha con su papá. Decidió usarla debajo de la camiseta del Barcelona. Debía hacer un gol para mostrarla mirando al cielo…
Puede leerse como un gesto maradoniano ponerse una camiseta Adidas cuando su equipo -donde se quedó porque le cerraron la puerta- usa Nike. Pero iba más allá de cualquier marketing, incluidas las marcas Yamaha y Zanella. La camiseta de Newell’s la usó Diego pero no fue un regalo directo de Diego. De hecho no se sabe exactamente cuántas originales hay porque Maradona jugó apenas 5 partidos oficiales y dos amistosos. Aún cuando -a su estilo- se haya declarado Leproso.
Messi la tiene hace más de dos años. Desde antes del Mundial de Rusia 2018. La recibió en el predio de Ezeiza. Se la regaló un coleccionista que buscó ser original con alguien que tiene absolutamente todo lo que se le ocurra. Se trata de Sergio González, un juez que la tercera vez que intentó llegar a Leo fue la vencida. Le dio una de sus camisetas tope de gama a su adorado Messi. Leo aceptó hacer el video que certifica el momento que hoy es más histórico aún. Básicamente, después del 4 a 0 al Osasuna, que el destino quiso que fuera casi un calco del que Diego le hizo a Emelec de Ecuador en su presentación en Newell’s. En la cancha, esa noche había un pequeño fanático al que le decían Pulga. “Era chiquito. No me acuerdo nada. Pero sé que estuve”, contó alguna vez Leo, hincha desde que corría la pelota en el andador. Así Messi le hacía el mejor homenaje del mundo al mejor jugador de todos los tiempos.
No le importó a Messi que un juez que no entendió nada le mostrara la tarjeta amarilla. Hasta lo miró con cierta compasión. El mundo sabe que está en el reglamento castigar a quien se saque la camiseta en un festejo. El mundo que tiene corazón también sabe que se nos fue Maradona, Maestro… Como hubiera dicho Diego: se le escapó la tortuga.
Leo y Diego fueron jugador y entrenador en el Mundial 2010. Sudáfrica era el país para la película soñada del hincha argentino. Messi, con la 10 de Argentina adentro de la cancha; Maradona, con la 10 debajo del traje gris en el banco de suplentes. Allí, en Pretoria, tenían una casa para los días libres en el mismo barrio cerrado. Leo iba a ese lugar a visitar a sus tres hermanos (Rodrigo, Matías y María Sol) y en ese momento a su novia Antonela. Y detrás, Diego visitaba a Verónica Ojeda, su pareja en esos días. A Claudia, Dalma y Gianinna las visitaba en otro lado. En ese barrio, una tarde fría, le hice una entrevista a Messi. Fue la única vez que abrió las puertas de su intimidad en el Mundial. Había empezado muy bien en la primera ronda y se lo agradecía a Maradona. “En las Eliminatorias no era yo. Por eso ahora me cambió la cara. Gracias a Diego estoy como estoy -blanqueó-. Gracias a él y a mis compañeros. Tuve muchas charlas. Diego me bancó y me hizo ver las cosas de otra manera. Me dijo que él iba a estar siempre. Y que lo único que esperaba era que yo fuera yo mismo. Que no le diera bola a lo que se dijera. Que fuera feliz. Que hiciera lo mismo que en el Barcelona”. En España habían tenido una charla cara a cara en la previa del Mundial. Leo venía en un gran nivel. Diego entonces lo motivó al estilo maradoniano. “Vos estás jugando un fulbito con Jesús”, le dijo. Una frase que suena más fuerte hoy que Diego juega ese partido.
Messi no jugó en el debut de Maradona como entrenador de la Selección. Fue en Escocia, en noviembre del 2008, el 1 a 0 con gol de Maxi Rodríguez. Desde ese día, Diego hizo capitán a Mascherano. En la noche previa en Glasgow se hizo el traspaso de Zanetti a Masche. Aunque todo quedó en un detalle. Fue uno de los días más tristes de Diego. En la previa recibió el llamado de Gianinna, muy preocupada porque había sufrido pérdidas en su embarazo de Benjamin. El Kun, el papá, dejó rápidamente la concentración y viajó a Madrid. Maradona no podía irse. Esa tarde se acercó al lobby del hotel, donde hacíamos guardia y escribíamos nuestras notas junto a Daniel Arcucci, hoy mi compañero en ESPN. “Estoy muerto en vida. No podría soportar que le pase algo”, dijo Diego temblando literalmente del miedo. Al final todo terminó bien.
Más adelante se encontró con Messi en el equipo. Leo debutó contra Francia, en febrero del 2009, en el 2 a 0 con un gol de Jonás Gutiérrez y otro suyo. Justo cuando Riquelme se empezaba a quedar afuera de esa Selección. En la previa de ese partido Diego hizo algo muy especial con Leo. Lo contó el Profe Signorini: “En un momento, Lionel puso la pelota mirando hacia el arco, un poco sobre la izquierda y cuando le pegó, su remate se fue lejos, por arriba del ángulo de la mano derecha de Juan Pablo Carrizo… Se fastidió y enfiló hacia el vestuario. Ahí Diego actuó como un profesor con un alumno. ‘Leíto, Leíto, vení papá. Poné la pelota acá y escuchame bien: no le saques tan rápido el pie a la pelota, porque si no ella no sabe lo vos querés’. Diego la acarició con la zurda y la clavó en el ángulo, inflando la red ante la mirada de admiración de Messi”. Así le enseñó a perfeccionar la técnica en el tiro libre. Diego le dejaba otro legado a Messi.
Maradona nunca le tuvo celos. Lo repiten todos en el mundo maradoniano. Repleto de admiración, llegó a decir que no entendía cómo Leo llevaba la pelota pegada al pie a tanta velocidad. Y en su época de entrenador declaró en una nota con Olé: “Messi es mi Maradona”. Mucho de ese talento hay en el juego de Leo y muchísimo de ese espíritu hubo en el homenaje con la 10 de Newell’s. Después, hasta uniendo en una foto nombre y camiseta como Diego en su despedida en la Bombonera. La imagen emocionada debe ser un mural gigante en el museo del fútbol. Es el día que Messi decididamente fue Maradona.