Zahira tiene 27 años y mientras estuvo internada en un sanatorio de Palermo, fue atendida por este hombre de 51 años que le levantó el ánimo y la hizo olvidar, por un rato, de su enfermedad.
TN. – Zahira tiene 27 años. A los 7 le descubrieron un tumor maligno en el cerebro. Inmediatamente los médicos decidieron operarla y fue sometida a rayos. Esa fue su primera intervención quirúrgica, pero no la última. Hace unos días, mientras estuvo internada en terapia intensiva en un sanatorio de Palermo, conoció a Héctor, un enfermero que le cantó un tema de Abel Pintos y la hizo olvidar de sus padecimientos.
“Lamentablemente las internaciones de mi hija son frecuentes, ya que la terapia de rayos a la que fue sometida de chica, le provoca la formación de tumores benignos que tienen que ser extirpados. Por eso hay que someterla a operaciones”, contó a TN y La Gente Jorge, papá de Zahira.
La semana pasada, entró Héctor a la habitación donde estaba Zahira y juntos vivieron un momento mágico. A puro corazón, el enfermero empezó a cantar “Oncemil” de Abel Pintos mientras la atendía. Esa amorosa escena fue grabada por Isabel, la mamá de la chica.
“Cuando la angustia del momento, las palabras de los que te acompañan ya se te hacen repetitivas y nada te consuela, en donde solo podés mover la cabeza y las manos, en donde sentís que la medicación es más de lo mismo, aparece un ángel cantando. Él es Héctor, el enfermero de turno de ese día, te hace los controles, te baña, te suministra la medicación cantando con tanto amor que todo se convierte en alegría”, dijo la mujer al portal de periodismo ciudadano.
Jorge contó que a Zahira le encantaba bailar y que tuvo que dejar de hacerlo cuando le descubrieron la enfermedad. Actualmente, está en silla de ruedas y a lo largo de los años se fue deteriorando. “Cada tanto se deprime porque nuca tuvo una vida normal. Por eso, después de conocer a Héctor su ánimo mejoró. La notamos más contenta, estamos muy agradecidos con él”.
“Es mi forma de trabajar”
Héctor Ferreiro tiene 51 años y hace más de 30 que es enfermero. Antes hizo el seminario para ser sacerdote y fue empleado administrativo. La vocación por el otro siempre estuvo presente en su vida, por eso decidió seguir la carrera de enfermería.
De a poco se va ganando la confianza de los pacientes, que en momentos dolorosos de su vida le entregan su confianza y su cuerpo. A cambio, él busca la manera de que el otro esté bien y transforma las paredes frías de una habitación en un hogar.
“Le canto a los pacientes porque es mi forma de trabajar. Si los ayudo, mi tarea está cumplida. El 95% de ellos lo recibe bien. No lo hago para mostrarme yo, no monto un show, lo hago por ellos, para acompañarlos. Canto todo tipo de música, y si bien mis presentaciones son en las habitaciones y no hay aplausos, las sonrisas de ellos me gratifican”, dijo Héctor.
Quizás Héctor y Zahira vuelvan a cruzarse. O no. Lo cierto es que ambos ganaron un amigo, y las notas musicales danzaron transformando las paredes de esa fría habitación de la terapia intensiva en un hogar calentito lleno de amor.