De ese total, 4 millones tienen que recibir la Sputnik V, pero solo hay stock de la vacuna rusa para completar la vacunación del 4% de los inoculados. El vuelo que salió esta madrugada hacia Moscú solo traerá dosis del primer componente.
En medio del impacto de la nueva ola de coronavirus, la esperanza del Gobierno es ganar días apostando a la llegada de más vacunas que aumenten la inmunización. Sin embargo, las dosis que aterrizaron en Ezeiza, hasta ahora, son mucho menos que las anunciadas, según publica Infobae.
Hasta el cierre de esta nota, habían llegado al país el 19% del total de las prometidas. Para ser precisos, 12.698.145 de las 66.589.842 acordadas con distintos laboratorios y/o Estados amigos.
La falta de vacunas condiciona las decisiones de la Casa Rosada e interpela a las autoridades políticas y sanitarias a dar explicaciones. En las últimas horas del sábado, se supo oficialmente a través de un comunicado que, entre domingo y lunes, llegarían poco más de un millón de dosis de la ansiada vacuna de AstraZeneca. Es una buena noticia, aunque es menos del 10% de las ya arribadas.
En Argentina, 8.673.465 personas recibieron al menos una dosis de una de las vacunas disponibles en el país contra el coronavirus. Es el 19% de la población, según se desprende del Monitor Público de Vacunación del Ministerio de Salud de la Nación, que refleja online el avance de la inoculación en el país día a día. Pero solo 2.360.858 personas recibieron la segunda, apenas el 5%. La segundas dosis, en medio de la escasez de vacunas, es un gran interrogante.
El 26 de marzo pasado, los 24 ministros de Salud del país tomaron la decisión de postergar un mínimo de tres meses la aplicación de esa segunda dosis, más allá del intervalo recomendado por sus fabricantes para las vacunas Sputnik V, Sinopharm y AstraZeneca.
La decisión estuvo forzada por la realidad: la falta de vacunas. El Gobierno decidió así inmunizar a la mayor cantidad de gente de los grupos prioritarios con, al menos, medio esquema, para hacer frente a la segunda ola y tratar de evitar una mayor cantidad de muertos. La vacunación no evita completamente la posibilidad de contagiarse, pero sí garantiza transitar en forma más leve la enfermedad y reduce drásticamente la mortalidad.
“La estrategia de diferir la segunda dosis establece un intervalo mínimo de 12 semanas entre la primera y la segunda. Implica, justamente, una distancia mínima que puede extenderse en razón de la disponibilidad de vacunas. No obstante, la Argentina ha realizado gestiones para procurar la llegada del componente 2 de vacunas Sputnik V. También las vacunas de AstraZeneca, tanto las del mecanismo COVAX, como las 3.960.000 que llegarán entre esta semana y la próxima, serán utilizadas para completar e iniciar esquemas”, señalaron el viernes fuentes del Ministerio de Salud de la Nación ante la consulta de Infobae sobre la falta de disponibilidad de dosis para completar la vacunación de aquellos que recibieron una primera aplicación.
“No es la opción más adecuada, pero resulta imperioso hacerlo debido a la escasez de vacunas. Es decir, tomar el riesgo para vacunar más rápido a más personas”, sostuvo el médico infectólogo Roberto Debbag. Actual vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, aseguró que “el cuerpo tiene memoria y aunque el momento de la segunda dosis sea más tarde, se puede completar la cobertura”.
Al presidente Alberto Fernández le gusta comparar la situación de Argentina a nivel mundial cuando los números dejan bien posicionado al país. A nivel mundial, Argentina está en el puesto 44 entre 137 países en cantidad de población vacunada con al menos una dosis. Israel es el país que más segundas dosis aplicó con relación a su población en el mundo: el 59% de sus habitantes ya tiene el esquema vacunatorio completo. Estados Unidos tiene el 38% y el Reino Unido, el 31%. En la región, lidera Chile que tiene el 40% de su población con dos dosis. Le sigue Uruguay con el 28%. Los dos son gobernados por líderes de la derecha en la región.
El segundo componente de la Sputnik V
Quizás porque las alianzas de la Argentina van en sentido contrario, la vacuna más aplicada en el país es la proveniente de la nación gobernada por Vladimir Putin. Rusia se convirtió en el principal proveedor de Argentina en los cinco meses transcurridos desde que empezó la campaña de inoculación por parte del Gobierno. Al Aeropuerto Internacional de Ezeiza llegaron 7.035.745 entre primeras y segundas dosis de Sputnik V, de los 20 millones originalmente acordados con el Instituto Gamaleya, que en abril se ampliaron a un total de 30 millones. O sea, que llegó hasta ahora menos del 24% de lo comprometido.