Un estudio chino mostró la existencia de rastros de coronavirus en el esperma masculino. Pero el ensayo es pequeño y las conclusiones, muy prematuras. ¿Cuánto peor puede estar nuestra vida sexual pandémica?
Una pequeña investigación llevada a cabo en China y dada a conocer el 7 de mayo terminó de alimentar los peores fantasmas de las cuarentenas administradas, totales o parciales, que se extienden por el mundo. Publicado en el Journal of the American Medicine Association y recuperado por diario Perfil, el trabajo de un grupo de médicos se refiere al descubrimiento de rastros de coronavirus SARS-Cov-2, el causante de la Covid-19 que paralizó al planeta, en el semen de hombres que tenían infecciones activas y también en el de otros que ya se recuperaron de la enfermedad.
Horror. Si la vida erótica en pareja de cientos de millones de seres humanos ya había quedado entre paréntesis en los últimos tres meses, una novedad como esta, presentada así sin más explicaciones y análisis, puede asustar.
Pero no todo es tan malo como parece. Hay varios puntos a tener en cuenta antes de agregar otro factor más de preocupación.
Algo importante a saber es que ya se habían encontrado partículas virales en distintos fluidos humanos, como saliva (y así huyeron los besos en la boca) y sangre (obviamente), pero también en orina y heces. Además, ya se habían hecho investigaciones sobre 12 pacientes con Covid-19 en la misma China, con resultado negativo: ninguno de los hombres tenía coronavirus en su semen.
El ensayo publicado el miércoles fue hecho por médicos del hospital municipal Shangqiu (está en una provincia china que limita con Wuhan, lugar donde se cree comenzó la epidemia devenida en pandemia) sobre 38 hombres infectados e internados en el centro médico. De ellos, los investigadores encontraron que el semen de seis de ellos (es decir, un 16%) había dado positivo para Sars-CoV-2; cuatro de los varones estaban en la etapa aguda de infección activa, mientras que dos se habían recuperado.
Los seis hombres tienen entre 20 y 50 años y enfermaron entre enero y febrero. «No hubo diferencias significativas entre los resultados de las pruebas negativas y positivas para los pacientes por edad, antecedentes de enfermedad urogenital, días desde el inicio, días desde la hospitalización o días desde la recuperación clínica», explican los investigadores en su reporte.
Sobre el trabajo en sí, hay que tener en cuenta que sus mismos autores aclaran que el descubrimiento no permite saber si el virus puede transmitirse a través de las relaciones sexuales, mientras que sí hay pruebas de que puede propagarse a través de las gotas de saliva (otra vez los besos en la cuerda floja).
Los científicos involucrados tampoco saben cómo fue que el coronavirus ingresó a los testículos de los pacientes. “Sin embargo, hay que tener en cuenta que la barrera entre el torrente sanguíneo y varias partes del pene es imperfecta, razón por la cual los virus pueden pasar a través de ella. Y la inflamación que causa el coronavirus, también puede afectar esta barrera”, advierten.
Otro punto para no entrar en el tren fantasma es que el nuevo ensayo chino no permite saber si esas partículas del coronavirus son infecciosas o no. Aunque el genoma viral puede estar presente en las secreciones corporales, es fundamental que sea nuevo y esté activo para que conlleve un riesgo de infección para otra persona.
Por todas estas cosas es que aún los mismos autores del trabajo advierten que es imprescindible hacer más investigaciones. «Se requiere una mayor cantidad de estudios con respecto a la información detallada sobre la eliminación del virus, el tiempo de supervivencia y la concentración en el semen», advierten en el paper.
Algo cierto es que si otros estudios comprobaran los hallazgos no habría que sorprenderse, y no sería la primera vez. Ya se demostró que muchos virus, el del Ébola y el Zika, sin ir más lejos, pueden transmitirse sexualmente.
Lo que se conoce por el momento, es que es imprescindible llevar a cabo testeos para verificar que los hallazgos no sean incidentales, y dar con la existencia de virus completos en el semen masculino, en lugar de solo dejarse llevar hacia conclusiones terminante a partir de unos pequeños fragmentos del patógeno.
Mientras tanto, siempre seguirá siendo conveniente evitar el contacto sexual directo sin protección. Parte de esta situación es la quedó en cruda y carnal evidencia cuando funcionarios de ministerios de salud de diferentes países del mundo salieron a enfatizar la posibilidad de recurrir al sexo virtual, Argentina entre ellos.