Esa noche, los relámpagos de colores extraños en medio de una fuerte tormenta desconcertaron a los vecinos de Ciudad Pemex, que al otro día encontraron la huella de lo que habría sido, según afirmaron los medios del país y del mundo en la época, un OVNI que aterrizó en la ciudad. La noticia conmovió hasta a los más escépticos.
“Conmociona a los habitantes de Ciudad Pemex una serie de extraños sucesos”, tituló uno de los periódicos de la época sobre el suceso que llamó la atención del mundo y que fue investigado por un largo tiempo, aunque sin obtener explicaciones fehacientes.
En junio de 1973, una fuerte tormenta se desató sobre Ciudad Pemex, en Méjico. No sería el fenómeno meteorológico lo que más llamaría la atención, sino los extraños relámpagos de varios colores que se observaban en el cielo de la ciudad, llamando la atención de todos los vecinos, que miraban incrédulos.
Un apagón oscureció la ciudad e hizo que se vieran con más claridad las luces de colores en el cielo, que ahora notaban que se movían de un lado al otro, describe Armando, un vecino que vivió el suceso en primera persona.
“Entre los relámpagos podían verse luces que se movían de un lado a otro, pero no eran aviones. Eran como bolas de lumbre de distintos colores que danzaban entre los rayos. Lo más extraño era que mientras caía la tormenta y se miraban estas luces, desde la Base Aérea Militar número 16 de la Armada de México, que está cerca de ahí, se escuchaban como bombas, detonaciones. Los estallidos cimbraban la tierra, los animales de corral y los perros se asustaban, después se dijo que las explosiones era artillería de la base aérea, que le disparaban a las luces”, asegura el vecino.
Al día siguiente, los vecinos de la comunidad, alarmados por el hecho que presenciaron la noche anterior, acudieron hacia la ranchería El Limón, donde según los rumores que corrían, había aterrizado un objeto. “Al principio yo no entendía qué querían decir con la palabra objeto, pero después lo supe; un platillo volador, o un OVNI, como les dicen ahora”, afirmó.
«Otro hecho muy inusual fue lo de las huellas. Aparecieron en la calle Sánchez Mármol; marcas como de patas de una gallina gigante, de unos 20 centímetros, con tres dedos al frente y un como espolón atrás. Eran de color amarillento y tenían como una especie de baba viscosa. Venían de ninguna parte, simplemente aparecían y se metían hasta en las alcantarillas, adentro de las casas, incluso en las sábanas de las camas”, describió Armando, en un relato increíble.
«La gente decía que unos extraños seres con forma de insectos (otros decían que de reptiles) habían bajado de una nave metálica de color gris que había aterrizado detrás de la pista de la Fuerza Aérea, en los potreros de El Limón. Había varios testigos y la gente estaba de verdad asustada”, remarcó.
Ese día los vecinos encontraron “un círculo de pastizal carbonizado como de 3 o 4 metros de diámetro y con tres patas redondas, también circulares, más pequeñas”.
Los medios de la época se hicieron eco del suceso y hablaron en los diarios sobre la noticia, que luego tomaría dimensión mundial, aunque nunca pudo ser esclarecido el hecho.
Hasta el momento, sigue siendo recordado como “el aterrizaje de OVNI en Pemex”, uno de los avistamientos de figuras paranormales más habladas del planeta.