El empresario de la carne violó el arresto domiciliario. Norma contó en TN que lo obligaron a retirarse y que los dueños del local tuvieron que correrlo para que pagara la cuenta.
El empresario de la carne Alberto Samid violó su arresto domiciliario para ir a almorzar este domingo a una parrilla de Ramos Mejía, pero recibió el repudio de los comensales que lo obligaron a abandonar el lugar mientras lo acusaban de “chorro” y “mafioso”.
“Siento una tremenda indignación”, resumióaTN Norma, una de las mujeres que lo increparon en el restaurante “Paja Rota”, en la Avenida de Mayo 836, de esa localidad del oeste del Gran Buenos Aires.
Y añadió: “No es posible. Me enojé con varios de la mesa que estaban con nosotros porque nadie se animaba, todos protestaban. Entonces con una amiga nos levantamos y lo fuimos a encarar”.
Norma contó que sintió “vergüenza ajena” por “todo lo que esta gente ha hecho y encima nos miraban todos tranquilos, como si fueran inocentes, ellos… angelitos”.
“Y empezamos a hablarles a decirles y preguntarles por la tobillera. Nos preguntaron si éramos de la policía. No nos asustamos para nada y no les quedó mas remedio que levantarse e irse. Los acompañamos a la puerta, empezamos a aplaudir, a gritarles que eran sinvergüenzas y chorros, hasta que se retiraron”, contó.Play Video
La reacción de los dueños del local
La mujer dijo que incluso Samid y sus dos acompañantes se retiraban sin abonar la cuenta y “los dueños tuvieron que correrlos hasta la esquina para que al menos pagaran lo que habían consumido”.
“El acompañante respondía como tipo mafioso, como amedrentando. En ningún momento me achiqué. Sigo con tanta bronca. Es una injusticia total”, indicó.
Norma afirmó además que cuando Samid se retiraba del lugar “se dio cuenta todo el mundo y nos acompañó el resto” en el reclamo. “Son mafiosos. Alguien tiene que poner la cara”, indicó.
Samid, de 71 años, fue condenado en 2020 a 4 años de prisión por integrar una asociación ilícita dedicada a la evasión de impuestos. La justicia le otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria por su edad y sus problemas de salud.
Carlos, uno de los testigos del hecho, dijo que cuando lo vio sentado en una mesa vecina Samid lo miró “desafiante”.
“Es una impotencia que realmente una persona de los quilates de Samid esté paseando por el restorán sin ningún tipo de problemas. Si hubiera justicia tendría que estar preso”, señaló.
“No bajaba la mirada”
A su vez, Gerardo, otro de los comensales, coincidió: “Lo miré porque no lo podía creer y el tipo no bajaba la mirada. Nos siguió mirando todo el tiempo”.
Entonces contó que dos de la mujeres de su mesa de levantaron y empezaron a increpar y filmar al empresario de la carne. “Las chicas la verdad tienen mas huevos que los hombres. Nosotros les decíamos ´quédense´, pero ellas decían no, una condena tiene que tener”.
Y añadió: “Un tipo que afanó tiene que estar preso. Tendría que estar en la casa y estaba comiendo al lado nuestro”.
“Después la gente se levantó y aplaudió y bancó un poco, pero la verdad que nadie arrancó. Tenemos que tener un poco más de huevos y arrancar. No pueden por lo menos ni compartir una mesa con nosotros. Es todo normal acá. Algo tenemos que hacer”, reclamó.
Y concluyó: “Empecé diciendo que no, pero después las felicité. Tenemos que empezar a hacer algo. Por lo menos que haya una condena social. El tipo tendría que estar preso en la cárcel y lo mandaron a la casa porque gobiernan los corruptos. Viene y se sienta en el restorán al lado tuyo. El tipo no tiene vergüenza. Salió corriendo como rata por tirante. Da indignación todo esto