Sofía Ortiz Andrada es la primera modelo “plus size” de Tucumán. Contó que no la dejaron entrar a Bruto Beach por su peso. Hará denuncias en la Justicia y ante el Inadi. La respuesta del boliche.
Confirmaron la reserva del box y llegaron antes de las seis de la tarde, cuando todavía el acceso para ocupar alguna de las «burbujas» de Bruto Beach -en Mar del Plata- es gratuito. Sofía observó cómo sus amigas extendían el brazo, recibían la pulsera y una a una iban ingresando, pero al llegar su turno, le impidieron el paso. «Esperá -le dijeron-, me fijo si hay lugar», afirma Clarín.
Media hora esperó, pidió explicaciones y cada una de las que recibió terminaron por convencer a Sofía que lo que estaba ocurriendo era otra cosa. Enseguida, con una foto que subió a sus redes, lo denunció:
«Año 2021 y en @brutopg aun te discriminan», escribió sobre la imagen del acceso a la playa, en la que se ve a los dos empleados que no la dejaron pasar dándole la espalda a la cámara: «No había lugar para mi, por tener sobrepeso no llegaba a su target».
Sofía Ortiz Andrada es la primera modelo «plus size» de Tucumán, donde es reconocida y como RRPP trabajó en los boliches Recorcholis, Isabel y Epic. Tiene 24 años, es estudiante de Recursos Humanos y con seis amigas de la facultad llegó hace diez días a Mar del Plata. El viaje a «La Feliz» se tornó una experiencia angustiosa.
«Cuando me di cuenta lo que estaban haciendo, fui por última vez a hablar con la chica de la boletería, me sentí super mal, con bronca, y ahí se me quebró la voz y me puse a llorar», contó a Clarín en su último día en la ciudad, de la que se va «con un sabor amargo».
Bruto es uno de los boliches más conocidos de Mar del Plata y por protocolo sanitario, esta temporada funciona con boxes para 10 personas en la arena de Playa Grande.
El martes, Sofía y sus amigas recibieron la invitación por WhatsApp de parte de uno de los encargados de relaciones públicas del boliche. Hasta las 18, les informó, la entrada era gratis. Llegaron con tiempo.
«A mis amigas les ponían la pulsera y pasaban sin problema, pero a mí me pararon. Les dije: ‘Estoy con las chicas que acaban de pasar’ y el de seguridad me dijo que esperara, que se iba a fijar si había lugar. Me tuvieron esperando ahí mientras seguía pasando gente», relata.
Cuando pidió explicaciones, contó, le dijeron que el lugar era para mayores de 21 años, que por eso no podía entrar. A lo que respondió exhibiendo su documento, donde consta que tiene 24 años. Entonces le dijeron que tenía que pagar, para ella la entrada ya no era sin cargo, y cuando le dijo que estaba dispuesta a hacerlo, no hubo más argumentos.
Clarín contacto a los responsables de Bruto, quienes resolvieron no dar notas pero se expresaron mediante un comunicado. «El equipo de Bruto lamenta profundamente los hechos ocurridos el 11 de enero en sus instalaciones y desea expresar sus sinceras disculpas a las personas que se hayan sentido afectadas», dice.
Sostiene el comunicado que la forma de aplicar los parámetros de funcionamiento establecidos por la pandemia «pudo haberse malinterpretado».
Sigue: «Bajo ninguna circunstancia nuestra intención fue ofender a alguien. Condenamos enfáticamente todo acto de discriminación y violencia hacia las personas», y dijeron que a través de la subsecretaría de Derechos Humanos municipal, todo su personal «recibirá capacitación de Buenas Prácticas Respetuosas».
Sofía y sus amigas, tras la denuncia, no recibieron respuesta de Bruto: «Nos pusieron tilde azul». Con la joven tucumana los únicos que se contactaron fueron funcionarios de la sede del INADI en Mar del Plata. «Me asesoraron sobre los elementos que tengo que reunir, y cuando llegue a Tucumán haré una denuncia por daños y perjuicios y otra en el INADI».
«Es la primera vez que me pasa algo así, en Tucumán he trabajado en distintos boliches, me conocen porque trabajé en campañas publicitarias y no me harían esto nunca», confia la joven, que hace ocho años estudio en una escuela de modelos en su provincia. «Hago modelaje con ropa de talles reales, también en campañas para boliches y restaurantes».
Recuerda que cuando comenzó en el mundo del modelaje, en el único lugar donde había modelo son sobrepeso era en Buenos Aires. «Soy la primera de Tucumán. Al principio me costaba, no con la gente, porque sentía el apoyo y el cariño, pero era un tema conmigo, tenía que hacer que la gente se acostumbrara a ver un cuerpo distinto en la pasarela».
Recuerda que el rol que asumió, en principio no fue sencillo. «Antes de subirme me ponía muy nerviosa, pensando qué van a decir, que me iban a criticar, pero aprendí a no darle importancia a esa crítica y saber que era apoyada».
Por eso, dice Sofía a este diario, lo que le ocurrió en el boliche marplatense «no me influye tanto como a otras personas, a quienes tal vez le puede afectar distinto, a mí me duele, me da bronca, pero me hace más fuerte para luchar contra la discriminación de los cuerpos diferentes».