Este aumento supone una suba del 4,5% en promedio. La empresa aplicó subas similares en todas las redes de estaciones de servicio del país.
El aumento de precios sorprende a los conductores, acostumbrados a una serie de acuerdos de “Precios justos” para el combustible que mantenían un cronograma más o menos predecible de subas. A principios de año, el Gobierno acordó con el sector subas mensuales del orden del 4% que se venían concretando cerca de mediados de mes. Fueron dos acuerdos trimestrales consecutivos. El último vence el 15 de agosto, justo después de las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) presidenciales del domingo 13 de este mes.
Los aumentos programados fueron fijados cuando el equipo económico del gobierno se ilusionaba con la posibilidad de desacelerar la inflación a alrededor del 4% mensual. Los datos del Indec llegaron a más que duplicar esa cifra. Eso llevó a que algunas de las subas previas se movieran algo por encima del techo del 4% acordado originalmente -según publica Infobae-.
Este mes hubo otro disparador. Las medidas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para tratar de estabilizar el frente cambiario y apuntar a frenar la sangría de reservas del Banco Central sumó impuestos a las importaciones y al dólar ahorro, al tiempo que otorgó un nuevo tipo de cambio diferencial, un “dólar agro” de $340, para incentivar liquidaciones de exportaciones en el mercado de cambios que le permitan a la autoridad monetaria comprar reservas.
La novedad de este “dólar agro” es que las exportaciones de maíz gozan de un dólar diferencial. El atractivo de vender a $340 al exterior, frente al $270 por divisa que perciben el resto de las exportaciones, hizo que el sector se volcara íntegramente a la exportación, dejando de lado el abastecimiento interno y disparando los precios locales.
El “dólar maíz” tuvo un impacto inmediato en los precios de carnes, leche y huevos. Pero su incidencia no termina ahí, llega también al sector energético porque las refinadoras de petróleo están obligadas a cortar los combustibles fósiles con biocombustibles. En el caso de la nafta, ese corte está establecido en el 12% de cada litro, que debe ser cumplido con bioetanol que surge, mayoritariamente, del procesamiento de maíz.