La medida afectaría a la mitad de las 200 sucursales que tiene en la actualidad, en las que trabajan 4.400 empleados. Busca achicar drásticamente su estructura para poder pagar a sus acreedores.
La cadena de electrodomésticos Garbarino atraviesa quizás la peor crisis en sus historia y para salir a flote estaría proyectando cerrar, al menos, la mitad de sus más de 200 sucursales en las que emplea alrededor de 4.400 personas.
Así lo aseguraron a Ámbito Financiero fuentes gremiales y del sector. La situación actual de la cadena de retail es crítica e internamente ya es un secreto a voces que en las próximas semanas se anunciaría formalmente “una reorganización” de la compañía. Esto incluiría el despido de empleados y el cierre definitivo de al menos del 50% de los locales que hoy operan bajo la razón social de Garbarino.
La actual situación que atraviesa la cadena de electrodomésticos más grande de la Argentina se explica por múltiples factores que van desde la caída de más del 50% en las ventas -en los últimos tres años-, pasando por el incremento de los costos laborales y comerciales, hasta la fuerte devaluación de la moneda, inesperada para la economía en general. Por último, la gota que rebalsó el vaso fue su millonaria deuda con bancos y proveedores.
Todo esto sumado a una operación fallida de venta al fondo Inverlat terminó de situar a la cadena ante un precipicio.
Según los registros del Banco Central (BCRA) a diciembre de 2019, última información disponible, Garbarino contaba con una deuda bancaria de poco más de $3.600 millones y sus principales acreedores eran el Banco Santander y el Galicia. Con estas entidades acordó una reestructuración, pero a cambio cedió un mandato de venta y justamente hoy la banca está empujando la empresa a vender o achicar drásticamente su estructura para pagar sus deudas.
Al mismo tiempo, la firma posee una deuda de alrededor de $7.000 millones con sus proveedores, es decir, las principales fábricas de electrodomésticos. A estas firmas, lo dueños de Garbarino les ofrecieron parte de la cadena a cambio de saldar las cuentas, pero esta opción tampoco fue bien recibida. En el ínterin apareció el fondo Inverlat, dueños en la Argentina de la firma de postres y alfajores Havanna, quienes presentaron ante los medios una propuesta de compra para quedarse con la cadena de electrodomésticos y hasta llegaron a plantear proyectos de inversión para hacerla crecer en el segmento del comercio electrónico.
Finalmente, la operación se cayó, porque según detallaron estos inversores, no lograron una quita de deuda por parte de los proveedores y dejaron a Garbarino con pocas opciones y ante una crisis monumental.
Mientras tanto, fue evidente cómo en los últimos meses la cadena de retail liquidó su stock de productos porque hoy en los principales locales de la Capital Federal la falta de mercadería es un hecho visible que incluso es remarcado por sus vendedores en el salón a la hora de cerrar ventas.
En cuanto a la situación financiera de la firma, se continuó agravando durante los últimos días. Según los registros de la central de deudores del BCRA, a la fecha cuenta con 41 cheques rechazados por un monto total de $110,8 millones y además, en los primeros días de este mes fue incluida en el Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales (REPSAL), lo que implicaría que tendrá que pagar una fuerte multa por tener a trabajadores no registrados.
Finalmente, sus más de 4.400 empleados aguardan novedades por parte del directorio de la empresa, pero según explican sus representantes gremiales, Garbarino no les está brindando ningún tipo de información.