En el marco de la reciente entrega de los Premios Nobel, tres galardonados en Medicina que han realizado estudios con especialistas del CONICET –Michael Rosbash, Philip E. Sharp y Edvard Moser–, destacaron la excelencia científica del principal organismo gubernamental que impulsa el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Argentina.
De acuerdo con el prestigioso ranking internacional de instituciones científicas Scimago, el CONICET se ubica en el primer puesto de las instituciones gubernamentales con mayor impacto social en la región latinoamericana, y en el puesto trece entre 1747 instituciones gubernamentales de todo el mundo. La metodología de medición se basa en diecisiete indicadores agrupados en tres factores principales: investigación, innovación e impacto social.
“Conozco a muchos científicos de Argentina y del CONICET, son profesionales extraordinarios. Siento el mayor respeto y admiración por sus logros científicos”, señala Rosbash, científico estadounidense que ganó el premio Nobel de Medicina en 2017 por el descubrimiento de genes y factores claves en la regulación del reloj biológico, cuya disfunción influye en la susceptibilidad al cáncer, las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2, las infecciones y la obesidad.
Durante décadas Rosbash ha tenido diversos intercambios con especialistas del CONICET, tanto en el marco de reuniones científicas, como de cooperaciones en investigaciones científicas internacionales. Asimismo, ha visitado la Argentina en diferentes ocasiones; por ejemplo, unos días antes de ganar el máximo galardón de ciencia en 2017 participó del Congreso Anual de la Sociedad Argentina de Neurociencias y en 2018 recibió el doctorado Honoris Causa de la UBA.
“En lo que respecta al prestigio internacional de los científicos del CONICET, cabe destacar que la Argentina cuenta actualmente con nueve miembros electos (casi todos del CONICET) en la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Ningún otro país latinoamericano tiene más miembros”, destaca Rosbash, investigador de la Universidad Brandeis y del Instituto Médico Howard Hughes, en Estados Unidos.
Sharp, ganador del Nobel de Medicina en 1993 por ser uno de los descubridores del splicing del ARN mensajero, afirma que “las sociedades modernas como la argentina se enfrentan a desafíos cada vez mayores para mejorar el bienestar y la salud de sus ciudadanos y ciudadanas. Esto incluye desarrollar su economía, la atención médica y brindar oportunidades educativas. Los científicos del CONICET han realizado aportes fundamentales que benefician al país y se los reconoce internacionalmente”.
El splicing del ARN mensajero, descrito por Sharp y colegas, es un mecanismo molecular que permite que un mismo gen pueda guardar instrucciones para la fabricación de distintas proteínas. Su descubrimiento y continuo estudio abrió caminos para comprender muchas enfermedades y explorar nuevas terapias.
“Es fundamental contar con una comunidad científica y tecnológica vibrante para que Argentina pueda enfrentar los desafíos futuros y en ese sentido es esencial el apoyo continuo al CONICET”, agrega Sharp, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), quien publicó trabajos científicos con especialistas del CONICET y ha visitado Argentina.
Edvard Moser, científico noruego, es uno de los ganadores del Premio Nobel de Medicina de 2014 por descubrir el circuito de neuronas que funcionan como “GPS interno” en el cerebro; y además de publicar estudios científicos con especialistas del CONICET, varios investigadores del organismo han trabajado o se han formado en una etapa de sus carreras en su laboratorio en la ciudad de Trondheim.
«Argentina es un centro de referencia en neurociencias a nivel mundial. He visitado el Instituto Balseiro en Bariloche, donde trabajan muchos investigadores del CONICET y se han formado muchos neurocientíficos talentosos que han estado en mi laboratorio”, afirma Moser. Y agrega: “El CONICET es clave para que muchos jóvenes investigadores tengan oportunidades para iniciar una carrera científica, y también para la comunidad mundial de neurocientíficos que depende de las contribuciones de los institutos argentinos de neurociencia. La Ciencia y Tecnología son de vital importancia para el desarrollo de la sociedad, la salud y la economía de los países».
Cooperación científica
Uno de los especialistas del CONICET con los que tanto Sharp como Rosbash han publicado estudios científicos en revistas internacionales es Alberto Kornblihtt, líder de un equipo de investigación en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE, CONICET-UBA) de Buenos Aires.
El laboratorio de Kornblihtt se centra principalmente en splicing alternativo. En junio de 2022 un estudio liderado por el investigador del CONICET fue tapa de la prestigiosa revista Cell por describir hallazgos útiles para explorar tratamientos que logren un mayor efecto terapéutico en personas que padecen atrofia muscular espinal (AME), una grave enfermedad hereditaria que en Argentina afecta a unos 400 niños y niñas y a 1 de cada 10 mil nacimientos a nivel mundial.
“Este trabajo se inició por iniciativa e impulso de la organización Familias AME Argentina (FAME). Lo que logramos es mejorar la eficacia de un tratamiento existente en un estudio preclínico. El siguiente paso es poner a prueba esta estrategia en humanos”, indica Kornblihtt quien por su trayectoria y trabajos es miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y de la Academia de Ciencias de Francia.
“El profesor Alberto Kornblihtt ha realizado importantes descubrimientos sobre la actividad genética en células humanas que resultan clave para mejorar la asistencia sanitaria y la biotecnología”, afirma Sharp.
Por su parte, Rosbash indica que “Kornblihtt ha sido un creador de tendencias, reconocido a nivel internacional como un científico excepcionalmente creativo y productivo. Se le atribuye la creación de algunos de los conceptos más importantes en nuestra comprensión de la expresión génica, más concretamente del splicing alternativo”.
Emilio Kropff, investigador del CONICET, trabajó en Noruega entre 2008 y 2011 en el laboratorio de Edvard Moser, y desde entonces siguen colaborando en estudios sobre el GPS cerebral que se publican en revistas científicas internacionales.
“Bajo la dirección de Edvard Moser y May-Britt Moser, participé en el descubrimiento de algunas de las piezas clave del GPS cerebral, como las neuronas de velocidad y las de borde. Este tipo de trabajo no sólo permite conocernos mejor, sino que sienta las bases para estudiar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, que forman una parte cada vez mayor de los presupuestos de salud en todo el mundo”, explica Kropff, investigador del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA, CONICET-Fundación Instituto Leloir), quien en 2018 recibió el máximo galardón que entrega el Centro Internacional Abdus Salam de Física Teórica, que opera bajo un acuerdo tripartito entre el Gobierno italiano, la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
«Kropff ha seguido publicando importantes estudios sobre la codificación neuronal en el cerebro después de su regreso a la Argentina, y seguimos cooperando con él en diferentes líneas de investigación”, indica Moser.