“Chicos, tengo leucemia grado 1. Y no es joda, no es chiste. No es nada”. Así, sin vueltas, Juliana Furia Scaglione revelaba hace un mes a sus compañeros de convivencia en Gran Hermano(Telefe) el resultado de los estudios esperados desde hacía días, un tema que colmó de preocupaciones a la casa más famosa del país. Tras ello continuó explicando: “No tengo que tratarlo porque está en nivel uno si eso no crece. Todos los meses me tengo que sacar sangre para ver qué onda”, contó, mientras el resto de sus compañeros la escuchaban en silencio.
En medio de este panorama y a un mes desde el momento de confirmado el diagnóstico, la participante se realizó nuevos estudios. Santiago del Moro entonces explicó: “Les voy a contar un poco acerca de todo esto. El lunes volvieron los médicos a hacerle los estudios pertinentes porque habían pasado las semanas que se habían preestablecido. Se hicieron los estudios y ayer se los entregaron y salió todo muy bien”.
Durante el desayuno y mientras todos se encontraban alrededor de la mesa, la participante tomó la palabra: “Quiero decir algo que no sé si puedo decir porque no sé si se puede…”, comenzó la doble de riesgo generando inquietud en el resto, ante lo que el uruguayo Bautista Mascia le dio el envión anímico necesario para que explique qué estaba ocurriendo. “Bueno, gente… me volví a hacer el chequeo y me dio excelente”, dijo entonces Furia.
Fue entonces que de inmediato quiso llevar tranquilidad a sus seres queridos al mirar a cámara y asegurar: “Mi hermana que es la que más me preocupa, que esté tranquila, que igualmente seguro te habrán informado”, para luego, fiel a su estilo confrontativo disparar: “Puedo seguir en carrera, y el linfocito está ahí, amiga. No se fue, así que lo siento por la gente que quiere ver morirme. ¡No!”.
Fue entonces que en medio del éxtasis total gritó a los cuatro vientos: “¡Todavía no te toca, amigo!”, en medio del aplauso generalizado del resto de los integrantes de la casa, mientras Martín Ku se acercó a abrazarla a lo que ella respondió apoyando la cabeza contra su pecho.
Al dar a conocer la noticia, la joven había contado que “puede ser que a los cuarenta años me pegue el nivel tres y bueno, cagamos. Pregunté qué es lo que tengo que hacer y es lo que hago. Vida sana, que no fume tanto, porque ya saben lo que el cigarrillo hace. No puedo entrenar lo que entrenaba antes, o sea que no puedo ser atleta de alto rendimiento, pero sí puedo entrenar pero no cagarme a palos como lo hacía”, explicó, con entereza mientras algunos de sus compañeros como Virginia lloraban.
“Me tengo que sacar sangre todos los meses, pero quédense tranquilos que estoy bien porque sino no estaría acá adentro. Me hubieran internado y ya no podría seguir en el juego. Mi idea es seguir adelante con todo esto que es mi vida, igual que la de todos ustedes. Todos cambiamos nuestra vida por esto. Así que no se preocupen”, aseguró ante la mirada generalizada.
“Quiero que quede claro que este juego no hizo nada para que yo esté así, obvio. Yo creo que es por todo lo que me aguanté de mi familia. Es la bronca que tengo de cosas que no perdoné y que tengo que liberarme y sanar. Sacarme toda la mierda y soltar todo”, afirmó, a corazón abierto, mientras el resto le agradecía por compartir algo tan íntimo.