Hay un descontrol de gastos en publicidad con 16 nuevas gerencias que operan la continuidad de Miguel Gutiérrez. El intento desesperado por quedarse al frente de YPF en un eventual gobierno de Alberto Fernández está desatando una brutal interna con el CEO de la compañía, Daniel González.
Tras el resultado de las PASO, Gutiérrez empezó a criticar reiteradamente las medidas económicas de Macri y entabló contactos con el Frente de Todos, ante quienes se presenta como «peronista».
El ejecutivo aseguraba contar con el apoyo de los gobernadores y del mundo sindical, pero el contundente respaldo de Guillermo Pereyra a un regreso de Miguel Galuccio descolocó este argumento. Sucede que el senador no solamente habla como líder del gremio de los petroleros, sino como una de las piezas centrales del Movimiento Popular Neuquino (MPN), la fuerza política que gobierna la provincia estrella de Vaca Muerta.
Es por eso que en las últimas semanas Gutiérrez instaló un «operativo clamor» para mostrarse como el favorito del mercado y alertar que su salida podría generar mucho ruido en las petroleras extranjeras, que leerían este cambio como una injerencia de la política en el futuro de Vaca Muerta.
Para ello, está utilizando un fenomenal aparato de comunicación que cuenta con 16 nuevas gerencias que son comandadas por Carlos Menéndez Behety. Desde la petrolera de bandera indicaron a La Política Online que los gastos en publicidad se dispararon, que se duplicó el personal involucrado en el área y que la estrategia se enfocó en las energías renovables para «privilegiar el costado marketinero».
Un ejemplo de eso fue la decisión de sponsorear al festival Lollapalooza y cancelar el acompañamiento a las fiestas tradicionales en las principales ciudades de operación de la compañía, donde siempre se transmitió el «orgullo petrolero». Pero además, la bajada de línea verde llegó al extremo de contratar al hermano de Marcos Peña como asesor (Ignacio Peña), quien se encarga de hacer campaña contra Vaca Muerta a través de Twitter y pedir la reconversión de YPF en una empresa 100% renovable.
Esta multiplicación del gasto publicitario en un contexto económico negro para YPF, fue lo que tensionó aún más la conflictiva relación entre Gutiérrez y González, a quien apoya el operador judicial Pepín Rodríguez Simón (hombre del gobierno en el directorio de la empresa) y el ex titular del FGS Luis María Blaquier, que se convirtió en uno de los principales socios de la petrolera luego de la compra de San Antonio, la mayor proveedora de equipos en esta industria.
«Daniel es un profesional de más de ocho años de carrera en la empresa y el otro sólo hace sociales y negocios», confiaron a este medio. «La interna es brutal, no se hablan, se desconfían y se desmienten», agregaron.
Desde el entorno de González aseguraron que el CEO «se mantendrá afuera de esas discusiones para proteger al equipo de esa exposición que no le sirve a YPF». De cara al futuro, dijeron que «el Presidente de YPF es una posición política que tiene que ocuparla alguien de confianza del Poder Ejecutivo de turno» y que González «se adaptará a cualquiera que venga si esa persona quiere que se quede y si comparte su plan de hacer lo mejor para YPF».
Cabe recordar que González llegó a la petrolera de bandera de la mano de Galuccio y se mantuvo en el gobierno de Macri a base de un perfil bajo y profesional que incrementa sus posibilidades de seguir en el caso de que retorne el peronismo.
No es el caso de Gutiérrez, quien a pesar de sus recientes intentos de reacomodamiento político -que incluyeron la presentación de un amparo contra el congelamiento de combustibles que antes había apoyado-, tiene un archivo que no lo favorece. En el búnker de la calle México saben que llegó por pedido de Nicky Caputo y recuerdan que en el Coloquio Idea del 2017 -en plena euforia macrista por el triunfo electoral de ese año-, acusó a Néstor Kirchner de echarlo de Telefónica en el 2004.