Leandro Lazzaro atravesó su mejor momento en el conjunto de Victoria y a los 48 años sigue jugando en una liga regional. Sus pasos por República Checa e Italia y su análisis de la final de la Copa de la Liga: “El candidato es Tigre”.
En vísperas de la final de la Copa de la Liga entre Boca y Tigre en el Mario Alberto Kempes de Córdoba, existe un enfrentamiento entre ambos equipos que fue histórico, según Infobae.
El 23 de diciembre de 2008, el Matador superó 1 a 0 al Xeneize, correspondiente al partido desempate de aquel polémico triangular del cual también participó San Lorenzo. Con el triunfo, los de Victoria quedaron a las puertas del título, que quedó para el elenco entonces orientado por Carlos Ischia.
La figura de aquella tarde en el Cilindro de Avellaneda fue Leandro Lazzaro, quien marcó el gol del cotejo. “Fue un sabor amargo porque no pudimos ganar el campeonato, pero fue una satisfacción haberle ganado a Boca y haber convertido el único tanto del partido”, remarcó el ex delantero que, además, pasó por Nueva Chicago, dos clubes en República Checa, cuatro en Italia, Estudiantes de La Plata, Instituto de Córdoba, Deportivo Merlo, San Lorenzo de Alem, Sportivo Italiano y Ferrocarril Roca.
Tras una extensa carrera de 23 años como futbolista profesional, Lazzaro eligió otra vida después de haberse retirado. Fue dueño de una panadería, de un local de ropa en un Shopping de Buenos Aires, y hoy hace trabajos independientes y tercerizados de bienes raíces. “Soy un laburante. No tuve la suerte de salvarme con el fútbol. Siempre intenté emprender cosas nuevas y desafíos; estar preparado para hacer otra cosa y cualquier empleo dignifica, ninguno es malo”, recalca en un mano a mano con Infobae.
-¿Qué es de tu vida, Leandro?
-Despuntando el vicio en la liga amateur de Lobos. Juego los domingos para estar activo y bien en lo físico. Además, hago un par de cositas en el extranjero referidas al fútbol como agente de jugadores. Es un laburo independiente. No tengo un trabajo fijo. También, estoy dedicado a la construcción.
-¿Tenés una empresa constructora?
-De bienes raíces. No es una empresa, sino trabajos independientes y tercerizados. Nada fijo. Soy un laburante. No me gusta encasillarme en nada para tener libertad en los horarios. Además, estoy encaminando un proyecto en el sector gastronómico con la idea de tener un nuevo desafío por delante.
-¿Es cierto que trabajaste en una panadería?
-Sí, tuve un local de ropa y una panadería, pero la pandemia fue dura y tuve que dejar ambos locales. Hacía de todo (risas). Desde cocinar medialunas hasta atender a los clientes que venían. En el negocio de indumentaria trabajaba en el Shopping Las Toscas, de Canning. Me llevaba 12 horas por día. De esta manera, tuve muchos problemas y largué todo. Fueron dos años muy duros.
-¿Cómo te sentías trabajando en algo que no era lo tuyo, ya que siempre estuviste ligado al fútbol?
-La verdad que siempre tomé al fútbol como un trabajo. De hecho, nunca estuve obsesionado con ser futbolista. Es más, no hice divisiones inferiores y de adolescente me dediqué al estudio. Cuando terminé el secundario, me hicieron una prueba en Nueva Chicago y quedé. A partir de ahí, tomé la decisión de jugar y no estudiar porque los tiempos no daban para todo. Al fútbol lo utilicé como una forma de vida y como un trabajo que en algún momento se iba a terminar por el tema físico. A raíz de eso, siempre intenté emprender nuevos desafíos. Uno debe estar preparado para hacer otra cosa y cualquier empleo dignifica, y ninguno es malo.
-Repasando tu carrera, ¿estás salvado económicamente?
- No, para nada. Siempre fui un laburante del fútbol. Son muy pocos los futbolistas que se salvan económicamente, que serían los que se destacan en el exterior. Está ese mito de que emigrando te salvás y la verdad que no es así. No digo que no tengo un buen pasar económico, pero hay que seguir laburando, porque lo que facturaba cuando jugaba es una cosa y hoy la situación es otra. Yo tenía un estilo de vida mucho más alto y en el presente no puedo llevarlo a cabo. De esta manera, debo acomodarme. Por este motivo, hay que buscar alternativas. Tengo mi casa y algunas inversiones, pero nunca tuve lujos y sigo viviendo en el mismo lugar.
-¿No te seduce ser entrenador o ayudante?
-Soy entrenador, tengo el curso hecho y el de manager deportivo también. Dirigir no es algo que me apasione porque está muy deteriorado en nuestro país, ya que contás con muy poco tiempo de trabajo y en un contexto que es muy resultadista. En mi caso, el resultado es una consecuencia del laburo. Se hace difícil y dura la vida del director técnico. Me gusta más la parte de ser manager e integrarlo con el fútbol amateur y las finanzas del club.
-Leandro, ¿de Tigre te llamaron alguna vez para ocupar un cargo deportivo?
-Nunca más me llamaron y siempre me postulé. Quizá no me quieren demasiado (risas). Y están en todo su derecho. Es más, hoy Tigre no tiene una figura de manager deportivo y podría encajar muy bien. No tuve la chance de reunirme con el presidente Ezequiel Melaraña para exponerle mi trabajo. Por ahora, al club todo le esta saliendo bien, pero yo me ofrecí cuando se fue al descenso y había que restructurar un montón de cosas.