Los diversos aumentos de tarifas dispuestos para de febrero pusieron un freno en el proceso de desinflación que se viene registrando desde octubre, en un contexto de mayor restricción de liquidez, bajo el nuevo esquema de política monetaria que está implementando el Banco Central. Las consultoras privadas ya están estimando una cifra del 3% e incluso superior para el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de febrero, luego de que enero cerrara en torno al 2,5% mensual (el número oficial se dará a conocer el 14 de este mes).
La cifra se encuentra por encima de lo que habían anticipado los analistas en la publicación Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) de diciembre, que reflejaba un número más cercano al 2,4% para el segundo mes del año. Esto indica que lo más probable es que se verifique un aumento en las expectativas para los próximos meses en el indicador de enero, que se dará a conocer hoy y podría llegar a superar el 30% (en la última publicación se esperaba un 28,7% para todo 2019). Fuentes del Banco Central señalaron que desde el organismo consideran que están en el camino correcto y que seguirán operando con “cautela”, una de las palabras que ya se ha vuelto habitual en los comunicados o en los discursos de los funcionarios del organismo, ya que consideran que “no hay margen de error”.
Vale recordar que a principios de mes se registraron diversos aumentos, que tuvieron un impacto sobre la evolución de los precios y sobre el poder adquisitivo. Entre estos incrementos se encuentran el de la tarifa de luz, que subió 26% promedio (en algunos casos llegó hasta el 32%), en los boletos de colectivos y trenes, al cual se sumará el de los subtes y las prepagas, que anotaron un ajuste del 5% a partir del viernes. A estas alzas hay que sumar la del precio de las garrafas, que en el caso de 10 kilos tendrá un costo de 160,28 pesos para el fraccionador, 240,97 para el distribuidor y 267,70 para el público.
El organismo que conduce Guido Sandleris está buscando generar una desaceleración de la inflación, luego de la fuerte avanzada registrada a lo largo de 2018, producto de la crisis cambiaria y de los aumentos en los precios de los bienes regulados. La idea, a través de la implementación de un estricto control sobre las variables agregadas, es sortear una situación similar a la del año pasado, pero evitando una apreciación del tipo de cambio, ya que en la actualidad se encuentra en niveles elevados que están fomentando la exportación y reduciendo el déficit en la balanza comercial y por ende, en la de cuenta corriente –según publica Ámbito-.
Todo esto en un marco de altas tasas de interés, que desde el mes pasado están operando a la baja (el viernes cerraron en 52,44%), ya que el tipo de cambio continúa operando por debajo de la zona de no intervención. La estabilidad que se está registrando en el mercado cambiario es uno de los factores que actualmente está jugando a favor de la desinflación y en el mayor atractivo sobre los depósitos en pesos, de modo que continuar por esta vía será un factor clave para continuar con el sendero actual.