La actriz se refirió al estreno de su nueva película y a las consecuencias que le trajo expresar sus ideas políticas.
En medio del ataque misógino que sufre en estos días, Florencia Peña trata de poner el foco en su profesión. Este jueves se estrena “La Panelista”, un film coproducido por la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) y protagonizado por la reconocida actriz.
“Quien no me vio en teatro, quizás piense que soy la actriz que solo hace los muñecos: La Niñera, Moni Argento, los personajes de Poné a Francella o la que se ríe con Marley. Este trabajo, en cambio, me permite un color de actuación diferente, más austero, en otro tono”, dijo la actriz, expectante ante el estreno del film, dirigido por Maxi Gutiérrez.
La panelista se trata de una comedia negra, con tópicos similares a algunas películas de Alex de la Iglesia y con un ritmo de thriller en donde la ficción exagera –porque es una película- vicios que muchas veces se han cuestionado de la televisión argentina.
El film pone en el centro de la escena los pormenores de la dinámica televisiva y la oscuridad en torno a una lucha descarnada por ganar audiencia: “Es interesante la metáfora que plantea: hasta dónde se puede llegar por una primicia en la TV de hoy convertida en una picadora de carne, donde lo único que importa es que un invitado deje un buen titular o una primicia que se replique, en segundos, por todos lados”. Florencia Peña puede dar fe de la intimidad de un medio estupendo y, a la vez, descarnado: “Empecé a los 7 años y ya tengo 47, pasé por todos los modelos de televisión”.
En ese sentido, Peña aseguró en diálogo con La Nación: «Es muy difícil, a veces me admiro de mí misma. Pegar un éxito no es tan difícil como sostener la atención. Y no hablo solo de la gente, sino también del medio».
Respecto a si afectó a su rol de actriz el exponer tan enfáticamente tus ideas, tu empatía con el kirchnerismo, señaló que: «Entendí que, si quiero ser actriz o comunicadora, tenía que tomar una decisión».
«Mi figura se había desvirtuado. La gente ya no me podía ver actuando, solo me vinculaban con la Florencia Peña que opinaba en la televisión. Re banco que los artistas puedan expresar sus ideas de un lado o del otro, porque en la exposición siempre se tiene más para perder que para ganar. Sin embargo, creo que el artista tiene que tener una posición. Tenemos un micrófono, una voz, entonces hay que sostener una mirada sobre la vida. Muy distinto es ser operador de mentiras diciendo cosas que no se saben de donde salen, con datos sin asidero. Lo digo por gente de un lado y del otro. No hay que llenarle a la gente la cabeza con mierda».
«A mí me operaron mucho. Instalaron muchas fake news sobre mí y tuve que salir a ponerle el pecho, a defenderme. Me han tratado de chorra mucho tiempo», remarcó.
Peña cuenta con cinco millones y medio de seguidores en sus redes sociales, una cifra no menor que habla de su injerencia en el gusto popular. Sin embargo, para la actriz no siempre eso redunda en la oferta laboral: “Hay que generar en el medio una necesidad para seguir siendo parte, que me sigan eligiendo para programas o películas significa que alguien confía en mí. Me sorprende el nivel de intensidad y exposición de todos estos años, fue un sostenerme y reinventarme”.